El canciller alemán Willy Brandt lo había adelantado a fines de los´60 del siglo pasado cuando dijo: "Necesitamos tanto mercado como sea posible y tanto Estado como necesario"
Desembuchá
Ahora bien, vayamos al juego de las diferencias: En los países escandinavos hay un largo ejercicio de los gobiernos de coalición. Y de los acuerdos políticos en bien del país. Aquí no, entre otras cosas porque no los exigimos o porque no nos han demostrado la importancia de las políticas de Estado. Otro de los datos salientes es que en esas naciones los índices de corrupción no alcanzan los niveles escandalosos de ciertos Estados de nuestra región.
Entonces digámoslo de una vez: el asunto central es que en los países escandinavos no hay argentinos. Hay noruegos, finlandeses, etcétera. Es decir que hay otra cultura, otra idea de hacer ciudadanía. Por lo cual, lo que los argentinos admiramos es lo que no somos.
Nosotros desconfiamos del diálogo entre adversarios, no estamos abiertos al mundo ni a sopesar ideas. Los escandinavos creen en la evolución, en los avances modestos, sin violencias. Un sector importante de los argentinos sueñan con cosas épicas y se mecen con eslóganes compadritos y apolillados. Todavía hay gente que reivindica acríticamente la década del ´70, ese infierno de locura y muerte.
Un chiste gráfico de Rudy y Paz, en Noticias, pinta con acidez esa situación. "Yo quiero para mi país un modelo como el de Suecia", dice uno de los personajes. El otro responde: "Entonces vamos por buen camino. El síndrome de Estocolmo es parte del ser nacional".
Nos vemos en 2022
El máximo riesgo de crisis política tras una pandemia suele darse -afirma un reciente estudio del FMI- a los dos años del pico de la enfermedad que fue en 2020, es decir que, de darse, sería en 2022, porque "los estallidos suelen venir con un importante retraso".
Es como que los ciudadanos le dieran un "changuí" a sus gobiernos para que concreten una reactivación y abran un panorama prometedor. Si no...De allí la importancia de trabajar con planificación y talento para prevenirlo.
Es que la pandemia, creen esos técnicos, pone de manifiesto las fracturas ya existentes en la sociedad, como por ejemplo la falta de protección social, la desconfianza en las instituciones, la percepción de incompetencia, o la corrupción de los gobiernos". Además hay que tener en cuenta que en muchos países el malestar social ya era elevado antes de la pandemia y que ésta peste lo que ha hecho es adormecerlo por causas de fuerza mayor.
Si estos técnicos "efemeístas" tienen razón, ya tendríamos que estar con las barbas en remojo. Es que varios de los números de esa lotería pareciera que ya los tenemos comprados.