Una mirada no tan profunda y/o incisiva hacia el Congreso y sus componentes, permite ver claramente la capacidad intelectual de la gran mayoría como para dar solución a tan compleja situación.

El proceso de deuda y fuga comenzó en 1977. Cuando debíamos 7.000 millones de dólares.  Claro: no había Congreso.  Pero ahora si lo hay.  Y desde hace 37 años en los que no ha conseguido sancionar una ley para detener esta impunidad crónica que destruye al país.

Y es que existe una fortuna argentina de 400 mil millones de dólares fuera del país, no tanto por la eficiencia empresaria de sus poseedores, sino por la podredumbre que instaló “la patria financiera” hace más de 40 años.

Qué pasaría si se le pusiera Techo a la deuda, que la deuda fuera política de Estado; con acuerdo de los 3 poderes siendo todos responsables ante la Corte Suprema de Justicia, en forma directa; que hubiese Inhabilitación para la función pública para todo aquel que haya ocupado puestos políticos en el Ministerio(desde ministro a director nacional) con bajo rendimiento(En cualquier empresa privada un ejecutivo con mal desempeño en su gestión suele ser despedido y sus antecedentes pueden llegar a marcarlo de por vida, mientras en la función pública, existe un retorno permanente de inútiles comprobados).

Qué pasaría si se implantara una cláusula que impida la entrada y salida de capitales golondrina para inversiones financieras de corto plazo por veinte años.  Alguien dirá “así no va a venir nadie”. Precisamente, así no queremos que venga nadie.

¿Y terminar con la bicicleta?: porque cuando fracasa, el deudor se presenta en concurso de acreedores. Fácil, en el comienzo se apuesta a ganar financiera y operativamente. Si se gana todos amigos. Si se pierde, el deudor le endosa sus pérdidas a la Entidad oficial. Pérdida que se socializa y paga la ciudadanía.

Creadores de deuda

Desde el Estado y desde el sector privado: unos representan la burocracia ineficiente y la coima. Todos los otros, han aparecido mas tarde para hacer negocios y estatizar deuda privada para sus amigos. De uno u otro lado son, diríamos: bandidos/as y honestos/as.

El mejor y más rápido equipo de pirañas de los últimos cincuenta años pudo desplegar y establecer injusticias legales retorcidas, sin ningún obstáculo como cuando entró el “Messi” de las finanzas al Central, Ahora se debería ir a buscarlo para que dé explicaciones y devuelva la que se nos fugó. Son los mismos personajes que propugnan la necesidad de bajar el gasto, los responsables en gobiernos altamente deficitarios, sin haber sufrido en carne propia ninguna consecuencia.

No terminamos de comprender que las injusticias se cometen bajo un marco estrictamente legal.  El Congreso en todos estos años de democracia no ha conseguido sancionar una ley para eliminar el riesgo financiero público y privado que deviene en crisis, estallido social y/o ingobernabilidad.

Alguna vez, deberíamos dejar de padecer la vergüenza internacional a la que nos somete una caterba de codiciosos de ganancias obscenas.

Los que amamos al país, necesitamos toda la experiencia de los que saben, para prevenir para siempre este robo no sancionado por la justicia.

No es una obsesión. Entre 1977 y 2019 la deuda pública creció 43 veces.

Si fuera correcto decirlo así, la deuda tuvo un crecimiento de 4.300% en dólares. Es imprescindible detener este proceso.

Somos el país que en menos de cuatro décadas exportó más capitales al mundo.

Luego de tantos años de increíble omisión legislativa y judicial, aun hoy la impunidad de la que goza la avaricia improductiva es inadmisible.

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