Secuestro en Maipú
La acusación en el expediente sostiene que el 2 de septiembre pasado, cerca de las 21, Mauricio Olmos llegó en una moto hasta la casa de la víctima, sobre ruta 50, en Rodeo del Medio. Eran amigos y colegas, por lo que fueron a comer una pizza en un restaurante cercano.
Olmos invitó a su amigo a juntarse con unas amigas, por lo que ambos se subieron al rodado y circularon hasta calle Podestá, en Fray Luis Beltrán. Sin embargo, cuando llegaron al lugar se encontraron con una camioneta Toyota Hilux estacionada y en su interior, según la Fiscalía, esperaban los hermanos Ríos.
Estos últimos se bajaron del vehículo portando un palo y una pistola, que terminó empuñando Mauricio Olmos. Entre los tres comenzaron a golpear a la víctima y lo amenazaron con quitarle la vida. Lo subieron al asiento trasero de la camioneta y estuvieron circulando durante media hora hasta llegar a un descampado. En ese trayecto lo golpearon con la culata de la pistola y le dijeron que lo iban a descuartizar y arrojar a un canal.
La golpiza continuó cuando arribaron al predio. Al hombre le pisaron la cabeza, le pegaron en la espalda con un fierro, le apuñalaron la pierna derecha, le gatillaron con la pistola dentro de su boca -estaba descargada- y amenazaron con cortarle los dedos y abusarlo sexualmente.
En medio de esa tortura que duró dos horas, le hicieron desbloquear su celular para borrar los menajes de WhatsApp previos donde había pactado reunirse con Olmos. En tanto que Juan Pablo Ríos le acercó su celular donde le hizo grabar un audio que fue enviado a teléfono Olmos. En la grabación, el hombre fue obligado a autoincriminarse en un robo: "Yo fui quien robó las cosas a Ariel con Sergio, Beto y Gastón".
La fiscal sostiene que este fue el fin del secuestro, ya que en el expediente penal por ese hurto no hay pruebas que vinculen a la víctima del secuestro en Maipú.
Los secuestradores debatieron si debían quitarle la vida a la víctima para garantizar la impunidad del hecho, pero finalmente decidieron dejarlo abandonado cerca del Hospital Metraux, previa amenaza de matar a su familia si hablaba.
Por el lugar pasó un móvil policial que realizó las primeras actuaciones y lo trasladó al nosocomio, donde le diagnosticaron varias lesiones en su cuerpo y hasta la pérdida de un diente. Todo fue constatado luego por un informe del Cuerpo Médico Forense (CMF).