Historias del crimen

Secuestró a una niña y cuando lo descubrieron, años después, ya estaba muerto

El secuestro de la niña de 6 años, quien todavía está desaparecida, sigue siendo un misterio a medio resolver

El 9 de junio de 1995, en una pequeña ciudad de Estados Unidos, una noche de verano que prometía ser inolvidable se transformó en una pesadilla para una familia. El secuestro de una niña de 6 años se convirtió en un misterio, parcialmente esclarecido décadas después.

Esa noche, la niña Morgan Nick estaba en un partido de béisbol amateur junto a su familia. Con su madre y su hermano menor, animaba a un amigo en el equipo. En un momento de la noche, la pequeña niña se encontraba jugando a atrapar luciérnagas.

Antes de las 23, todo cambió. Los amigos de Morgan Nick regresaron sin ella. "Está en el auto", le dijeron a su madre. Pero no había rastro de su hija. El pánico se apoderó de la madre, quien buscó frenéticamente entre la multitud y el campo. Nada.

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El secuestro se terminó esclareciendo pero sin condenas.

El secuestro se terminó esclareciendo pero sin condenas.

La desaparición y secuestro impunes

Testigos recordaron haber visto a un hombre "aterrador" con barba, de unos 30 o 40 años, merodeando cerca del área. Conversaba con la niña. Poco después, una camioneta roja desapareció abruptamente.

La policía de Estados Unidos fue alertada de inmediato, iniciando una búsqueda masiva tras la desaparición. Los primeros días fueron un torbellino de interrogatorios y pistas falsas.

La investigación acumuló más de 10.000 pistas a lo largo de los años. En 2002, se excavó un terreno privado tras un dato anónimo que sugería que Morgan Nick estaba enterrada allí. Nada. En 2017, perros rastreadores alertaron sobre un pozo en una propiedad vinculada, pero la búsqueda se suspendió sin hallazgos.

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Una de las últimas fotos de la niña antes de su secuestro.

Una de las últimas fotos de la niña antes de su secuestro.

Recién en 2019 se reabrió el caso. Detectives rastrearon la camioneta roja que había cambiado de manos múltiples veces. Su propietario actual permitió un examen exhaustivo. Muestras recolectadas —incluyendo cabellos rubios— se enviaron al laboratorio de ADN. El análisis, completado en septiembre de 2024, reveló una conexión irrefutable: un cabello pertenecía a la niña.

El ADN apuntaba directamente a Billy Jack Lincks, un veterano de la Segunda Guerra Mundial de 72 años quien ya había sido interrogado en 1995. Pero para 2019, el hombre había muerto en la cárcel, condenado por otro secuestro similar. Así, el caso quedó sin condenados y nunca se supo más nada de la niña, viva o muerta.