Ejército Argentino

Robo de municiones: intentó suicidarse el sargento sospechado

El sargento a cargo del predio al ser descubierto amenazó con detonar una bomba de trotyl. Lo acusan de "robo hormiga" de municiones de un polvorín en Zapala

La investigación por el faltante de entre 25.000 y 30.000 municiones del polvorín del Batallón de Ingenieros de Montaña 6 del Ejército Argentino, situado en la localidad neuquina de Zapala, apunta a la modalidad de "robo hormiga" y tiene como acusado al sargento a cargo del predio, quien al ser descubierto amenazó con detonar el vehículo en que se encontraba con una bomba de trotyl, pero fue disuadido y detenido.

El sargento tenía como tarea frecuente ir a retirar material bélico a un polvorín de otra sede militar en Covunco, y según se pudo reconstruir en la investigación, habría sustraído municiones de a pequeñas cantidades en un lapso extendido de tiempo, posiblemente para venderlas en el mercado ilegal.

"Fue un robo tipo hormiga, donde el sargento, en las comisiones que le encomendaban, fue retirando las municiones que "seguramente las ha comercializado para caza principalmente y andá a saber para qué más o en qué andaba metido", revelaron fuentes a las que tuvo acceso Lmneuquen.com.

El faltante de proyectiles de calibre 7,62 de Fusil Argentino Liviano (FAL) se detectó mediante la realización de un inventario de materiales en el polvorín de Zapala.

El militar, al ser confrontado por sus superiores, quienes le hicieron saber que estaban al tanto de las maniobras fraudulentas, intentó ensayar una explicación, pero no convenció a las autoridades del Batallón.

En esa circunstancia, se descompensó, supuestamente por un problema de hipertensión, y fue trasladado a una clínica del centro neuquino donde permaneció en observación hasta el viernes a la mañana y posteriormente le dieron el alta.

Luego el sargento acudió al Batallón y cuando llegó a bordo de su vehículo, observó que se acercaban compañeros con órdenes de detenerlo, lo que desató una situación de tensión.

Apremiado, le advirtió que mantuvieran distancia bajo la amenaza de que haría detonar la bomba de trotyl que tenía guardada en el vehículo, conectada a la batería.

El jefe del Batallón solicitó apoyo a la Policía neuquina y la Policía Federal y se logró controlar la situación: al sargento lo bajaron del auto y lo detuvieron, en tanto que se logró verificar que efectivamente tenía una bomba armada con trotyl suficiente para hacer volar a todos.

El sargento permanecía detenido en la sede del Batallón de Ingenieros de Montaña 6, en la capital provincial, a la espera de se citado por el juez federal de Neuquén a declarar.

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