Los chulengos en la vereda, el humo constante y el movimiento vehicular motivaron conflictos con los dueños de un comercio de sanitarios ubicado en ese lugar. Tal es así que, según reconstruyó la investigación, el nieto del comerciante decidió ponerle fin a la cuestión en la madrugada del 29 de diciembre pasado.
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Luis Bettencourt, el acusado de la balacera en un parripollo de San Rafael.
Esa noche, el joven de 18 años junto a un amigo se dirigieron en una camioneta VW Saveiro hasta el lugar y comenzaron a desarmar el parripollo clandestino -no tenía ningún tipo de habilitación para funcionar-. Hicieron dos viajes en los cuáles fueron cargando los elementos a la camioneta y los arrojaron en el canal Marginal, ubicado a pocos kilómetros. Pero cuando regresaron por tercera vez para terminar el trabajo ocurrió el suceso violento.
Bettencourt había pasado unos minutos antes en bicicleta y advirtió la situación. Le avisó a una amiga y un amigo, y los tres llegaron minutos después en una camioneta Fiat Toro y un auto BMW. La acusación sostiene que Bettencourt se bajó del primer rodado y empuñó un revólver Magnum 357, un arma que no se suele ver frecuentemente en la calle debido a su alta capacidad mortal por su grueso calibre.
El hombre encaró el vehículo de los jóvenes que estaban desarmando su emprendimiento, abrió la puerta del conductor y efectuó un primer disparo. La bala atravesó la pierna derecha de la víctima y quedó incrustada en la palanca de cambios. Las víctimas aceleraron, pero cuando avanzaron unos metros el agresor gatilló por segunda vez. El proyectil ingresó por la luneta y tenía como destino final la cabeza del conductor, pero impactó en un hierro del apoyacabezas y se desvió hacia el respaldo. Todo quedó registrado por cámaras de seguridad de la zona.
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Personal policial que patrullaba el lugar llegó y entrevistó a Bettencourt, quien les explicó que los sujetos que huían le estaban robando. Todos quedaron detenidos y se iniciaron dos expedientes: uno por hurto y otro por tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
Por este último delito fue imputado y quedó detenido el presunto autor de los disparos. Además, el lunes pasado la jueza Laura Vera le dictó la prisión preventiva por lo que continuará alojado en la penitenciaría de San Rafael. Para el fiscal Javier Giaroli, el hombre tuvo claras intenciones de matar a las víctimas y no logró concretarlo por circunstancias ajenas a su voluntad. La defensa consideró que se trató de un exceso de legítima defensa ya que se estaba defendiendo de un robo, pero esta teoría fue desestimada por la jueza.
En el expediente también se encuentra imputado Pablo García Tudela (36), que era quien conducía la camioneta en la que llegó Bettencourt al lugar del hecho. Está acusado como partícipe secundario y el lunes pasado recuperó su libertad. Fuentes judiciales adelantaron que es probable que la calificación cambie a encubrimiento -escondió el arma de fuego tras el hecho- ya que aparentemente este hombre no sabía la acción violenta que estaba por cometer su amigo.
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