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La última selfie de las holandesas desaparecidas en Panamá.
Desaparecidas en medio de la selva
Para el 1 de abril de ese año, Kris Kremers y Lisanne Froon se encontraban en la localidad panameña de Bajo Boquete donde se habían instalado con una familia local. Su idea, siguiendo un poco lo que hacían en Países Bajos, era trabajar como voluntarias como niños. Pero también había lugar para el esparcimiento y esa mañana decidieron realizar una caminata por la selva.
Rodeados de la húmeda y abundante flora y fauna de Panamá, eligieron el sendero conocido como El Pianista, uno de los más populares de la zona pero no así de los menos riesgosos. Lo que debía ser un recorrido que duraba 4 finalmente se terminó convirtiendo en un viaje de ida para las jóvenes europeas.
Dejaron de ser vistas. Dejaron de contestar mensajes. En definitiva, dejaron de dar señales de vida. Cinco días después, sus padres ya se encontraban en Panamá con una delegación de investigadores holandeses para buscar los rastros de las jóvenes desaparecidas. Hubo algunos hallazgos que parecían develar el misterio, pero nada de eso terminó pasando.
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Una foto que develó que cruzaron un río antes de quedar desaparecidas.
Elementos, restos y fotos
Dos semanas después de que Kris Kremers y Lisanne Froon quedaron desaparecidas, se encontró una mochila a la vera de un río. Tenía algunos elementos de las mujeres, como un puñado de dólares y documentos. Pero más importante que ellos: sus teléfonos y una cámara de fotos.
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El extraño gesto en la cara de una de las jóvenes desaparecidas.
Sus celulares tuvieron actividad hasta diez días después de desaparecidas. Se encendieron en reiteradas ocasiones hasta agotar sus baterías. Hubo algunos llamados a los números de emergencia, tanto al 112 (de Holanda) como al 911 (de Panamá), que no fueron contestados. Pero lo más escalofriante es que a uno de ellos se le ingresó un código de desbloqueo incorrecto. Alguien estaba queriendo abrir el celular de Kremers.
La cámara de fotos de las jóvenes desaparecidas también reveló casi un centenar de fotografías que ayudaron a reconstruir sus últimos momentos con vida, pero también sumaron al misterio. Las imágenes eran desde el 1 al 8 de abril. Las primeras eran clásicas para cualquier turista: selfies en medio de la selva e imágenes del paisaje que recorrían. Pero a medida que iban avanzando los días se tornaban más oscuras y turbias.
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Las fotos de las jóvenes desaparecidas, apuntando hacia la nada.
Las últimas fotos que sacaron se mostraba el rostro desfigurado por la preocupación de una de ellas. Las últimas apuntaban directamente a la nada, en medio de la oscuridad. ¿Quisieron usar el flash para alumbrar el camino o para asustar a algún animal? ¿Escuchaban ruidos alrededor y querían saber de qué se trataba? Todas las teorías giraron en la cabeza de los investigadores.
La última foto de la galería que contenía la cámara de las jóvenes desaparecidas apunta directamente a la parte trasera de Kris Kremers. Sólo se puede ver su abundante cabellera rubia desde atrás.
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Las fotos de las jóvenes desaparecidas, apuntando hacia la nada.
Teorías sin respuestas
Dos meses después de que se reportaron a las jóvenes como desaparecidas se consiguió la última certeza: estaban muertas. En un rastrillaje se encontraron restos óseos esparcidos a la orilla del río que pertenecían a Kris Kremers y Lisanne Froon, según confirmaron los estudios de ADN. Pero nunca se pudo determinar cómo fue que murieron.
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Las fotos de las jóvenes desaparecidas, apuntando hacia la nada.
¿Sufrieron un accidente con alguna de las dificultades que presentaba la selva de Panamá? ¿Fueron atacadas por algún animal autóctono? ¿Fueron asesinadas por alguna tribu indígena de la zona? Las teorías sobre las jóvenes holandesas desaparecidas se fueron tejiendo cada vez más pero nadie pudo afirmar, en forma fehaciente, qué ocurrió con ellas.