Marilyn Plantz, la mujer que cometió el crimen
Marilyn Plantz, la mujer que cometió el crimen
El día del crimen
La noche del crimen, a mediados de agosto de 1988, mientras los niños dormían, los sicarios esperaban en la sala de la casa armados con un bate de béisbol, listos para ejecutar el asesinato planeado.
A las 4 de la mañana, el padre de familia llegó exhausto, sin sospechar el crimen que lo aguardaba. El primer golpe del bate resonó en la oscuridad, seguido de más, mientras Jim gritaba por ayuda. Su esposa escuchaba cómo el asesinato se consumaba, dejando a su esposo sin vida en el suelo de su hogar.
Tras el crimen, Marilyn Plantz emergió con una calma perturbadora y ordenó: “Esto no parece un accidente. Hay que quemarlo”. Cargaron el cuerpo en una camioneta y lo prendieron fuego. El informe reveló un detalle escalofriante: Jim respiraba mientras las llamas lo consumían, intentando levantarse en un último acto de desesperación.
De vuelta en la casa, Marilyn Plantz limpió la sangre de la casa. Movió una alfombra para ocultar las manchas, pero el crimen dejó rastros. McKimble, consumido por el miedo, no fue el cómplice leal que ella esperaba, y su confesión destaparía la verdad.
El bate y la alfombra que complicaron a la mujer por el crimen
El bate y la alfombra que complicaron a la mujer por el crimen
No era un crimen perfecto
La policía de Estados Unidos, alertada por el incendio, descubrió que el cuerpo mostraba heridas incompatibles con un accidente, señalando un crimen deliberado. Los vecinos mencionaron a dos jóvenes rondando la casa, lo que llevó a la captura de los sicarios.
McKimble confesó el crimen en menos de 24 horas, señalando a Marilyn Plantz como la mente maestra y a Bryson como ejecutor. A cambio, aceptó cadena perpetua. La policía de Estados Unidos encontró sangre bajo la alfombra, evidencia que la mujer no pudo borrar.
En el juicio de marzo de 1989, el crimen se expuso con detalles escalofriantes en el juicio. El jurado, tras deliberar brevemente, declaró a Marilyn y Bryson culpables, condenándolos a muerte.
Marilyn Plantz pasó 13 años en el corredor de la muerte. El 1 de mayo de 2001, fue ejecutada por inyección letal. En sus últimas palabras, habló de redención. Su amante fue ejecutado en 2000, mientras McKimble permanece en prisión por su papel en el crimen.