Fabián Tablado, el femicida que en 1996 asesinó de 113 puñaladas a su novia Carolina Aló en Tigre, recuperará su libertad el 28 de febrero cuando tenga cumplida la pena, pero la Justicia ordenó una nueva pericia psicológica y psiquiátrica para ver si es peligroso para su ex esposa y sus hijas mellizas de 11 años y, en ese caso, tomar medidas de resguardo, informaron fuentes judiciales.
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Tablado (46) fue trasladado este lunes desde la Unidad 21 de Campana, cárcel donde en 11 días terminará de cumplir su condena, a la Asesoría Pericial de San Isidro, ubicada en la calle Moreno 623 de San Isidro, a partir de una medida dispuesta por el juez de Ejecución Penal de San Isidro Alejandro David, a pedido del fiscal Rodrigo Caro.
La muerte de Carolina, asesinada de 113 puñaladas
Ella ya tenía 17 años. Él 20. Iban a cuarto año del bachillerato. Los padres de Carolina la llevaban y la traían del colegio pero ese lunes 24 de mayo de 1996, ambos se retiraron antes de hora. Ella mintió. Dijo que tenía que visitar a un primo enfermo. Él dijo que se tenía que ir antes porque tenía una cena familiar.
Se fueron a la casa de Tablado, donde no estaban ni sus padres ni sus hermanos.
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Luis María Vallejos, amigo de Fabián, sabía de las intenciones de éste de matar a Carolina: "El sábado anterior habíamos salido, tomamos, nos emborrachamos y Fabián me decía que las novias de los dos nos engañaban, que había que matarlas a las dos. Como estabamos alcoholizados, no lo tome muy en serio", declaró.
"El 27 por la mañana, recibo un llamado de Tablado.
–Hoy lo hago. –¿Qué cosa?
–Te dije que lo iba a hacer y hoy lo hago", contó que le dijo el asesino.
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La noche del crimen
Según la investigación, esa noche Fabián y Carolina tuvieron relaciones y después empezaron a discutir. Después de la hora 21:30 y no más allá de las 22:55, Tablado comenzó a agredir a Carolina. La agresión empezó con golpes de puño y algún objeto, lo que evidentemente, dejo a Carolina totalmente desprotegida y fuera de si, luego siguió con elementos cortantes y punzantes que habían en la propia vivienda.
Utilizó una cuchilla, tres cuchillos de tramontina (algunos se rompieron por la violencia de la agresión) y hasta un formon, (una herramienta utilizada en carpintería), que su padre tenía en su taller y también utilizó para apuñalar a Carolina.
Los vecinos no escucharon gritos ni advirtieron nada extraño. Pero la pelea se hizo cada vez más violenta. Carolina recibió unas 40 puñaladas en los brazos y en las manos. También tenía muchísimas heridas en la cabeza y en el tronco. Fabián entró y salió veces. Iba a la cocina a cambiar los cuchillos a medida que se iban doblando o rompiendo.
A medida que recibía las agresiones, Carolina, trataba de escapar, movilizándose por la planta baja de la casa, a la vez que Tablado continuaba persiguiéndola y apuñalándola. Hasta que al final, exhausta, cayó en la zona del garage de la vivienda. Para terminar su obra de terror, Tablado le aplicó una profunda cuchillada en el cuello y, para rematarla, le hundió una puñalada en el corazón.
Toda la agresión se desarrolló en la planta baja de la casa, las manchas de sangre que se encontraron en la escalera y en la planta alta fueron producto de que, ya con Carolina sin vida, Tablado subió a la planta alta a cambiarse la ropa ensangrentada y lavarse las manos y la cara. Se sospecha que habría buscado un arma que su padre guardaba en la casa. Quizás para matarse.
El llamado del amigo de Tablado
Vallejos, que sabía de las intenciones de Fabián, empezó a sospechar de que efectivamente podía cumplirse la promesa y decidió llamar disimuladamente al padre de Carolina para preguntarle por ella.
"Estaba en casa, preparándome para ir a buscarla, cuando recibo un llamado telefónico con una voz fingida diciéndome que era una compañera de ella y preguntándome si Carolina había llegado a casa. Le dije que no, que hasta las 11 y cuarto de la noche no salía del colegio y sospeché, le dije '¿Por qué me preguntás, si sos compañera de ella? Tenés que saber el horario. Entonces cortó. Eso encendió una luz de alerta y salí enseguida a buscarla. Me fui para el colegio, esperé que saliera, como lo hacía habitualmente, con la diferencia de que esta vez no salieron ni él ni ella. Volví a casa pensando que a lo mejor yo no la había visto salir, y me dicen que no, que no había llegado. Le digo a mi cuñado Vení, vamos a buscarla", relató el papá de Carolina.
Cuando Edgardo y su cuñado llegaron a la casa de Tablado había una ambulancia, un patrullero y estaba lleno de policías.
"Siento un gran vacío en el estómago, me bajo, la casa macabra tiene como 20 metros hasta que llegás a la puerta… A mí me llamaba la atención que, conociéndonos –yo era bastante conocido en la zona por la inmobiliaria– los policías no me saludaban: es más, esquivaban la mirada. Cuando estoy llegando al portal, la madre de él se topa conmigo, se sorprende, le digo “Qué pasó”, me dice “Nada, nada, nada” y se mete para adentro. Cuando intento entrar, sale una persona muy grande, me agarra del hombro, me saca hacia afuera, y me dice “Pasó una tragedia, es una tragedia, pasó una tragedia…” El hombre me abrazaba y al mismo tiempo me sacaba del lugar: me di cuenta de lo que había pasado. Voy de nuevo a la puerta: llega un momento en que se abre, había un garaje grande, la veo tirada a Carolina. No me dejan entrar, sale un policía y le dice al que estaba de custodia: “Conté hasta 80 y no puedo contar más, salgo a tomar aire”. Lo miro y le digo: “¿80 qué?” El policía se fue, y en la seña que le hizo el que estaba en la puerta, me di cuenta de que había pasado algo que escapaba a la mente de cualquiera", contó Edgardo.
Vallejos también fue a la casa de Tablado. Allí lo encontró y se topó con la confesión. Le dijo que se quería ir porque la había cortado toda, la había matado.
Tablado corrió hacia el puente Tedín. Allí, vestidos de civil y en un auto particular, los policías lo hallaron.
– Pibe, le pegaste a tu novia.
Tablado contestó:
– No le pegué, ¡la maté!
Fabián Tablado se entregó sin poner resistencia.
El juicio y la condena por homicidio simple
El juicio se realizó en 1998 y la polémica giró en torno a que la defensa planteaba que Tablado era inimputable o que al menos debía condenárselo a una pena reducida porque consideraba que actuó en “estado de emoción violenta”.
Como en aquella época no existía la figura del “femicidio” y para lograr una perpetua en un crimen de pareja, víctima y victimario tenían que ser cónyuges, la fiscalía y la querella acusaron por la figura del homicidio agravado por alevosía.
Los peritos concluyeron que Tablado tenía una personalidad psicopática y que comprendió la criminalidad de sus actos, pero en un fallo dividido, por dos votos a uno, la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro condenó a Tablado a 24 años por homicidio simple y así evitó la prisión perpetua.
Tablado gozó de salidas transitorias en 2008 y 2011, pero por distintos motivos le fueron revocadas y a fines de 2012, la Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro le negó la libertad condicional al tener en cuenta "su inestabilidad emocional".
El femicida tuvo varias novias estando preso e incluso en 2006 llegó a casarse en el penal de Florencio Varela con una de ellas, una docente llamada Roxana Villarejo, con quien tuvo mellizas pero la relación no prosperó y se separaron.
Ella lo denunció por maltrato psicológico y por amenazas telefónicas, tanto a ella como su madre, y en un juicio abreviado que terminó el 21 de noviembre de 2013, el juez Correccional de San isidro Facundo Ocampo, lo condenó a otros dos años y medio de prisión, lo declaró reincidente y fijó una pena única de 26 años y 6 meses de prisión.
Con información de medios, Télam y Armandaño blog.