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Vicente Mazziotti permanece internado en estado delicado en el Hospital Central tras ser baleado por su madre en su casa de Guaymallén.
Foto: UNO / Axel Lloret
"Continúa en la unidad crítica para su recuperación cardiovascular y su pronósticos es reservado", detallaron los médicos que lo atienden desde el miércoles al mediodía, cuando ingresó con dos heridas de bala.
El disparo que recibió en la cabeza no penetró en su cráneo y no le provocó un daño severo, por eso indicaron los especialistas que no es necesaria una cirugía.
Lo más delicado es su tórax por las heridas provocadas por el proyectil, ya que tuvo una hemorragia que provocó acumulación de sangre y aire en la membrana que recubre el corazón.
La mujer de 82 años regresó a su casa con domiciliaria
Después de casi 2 días, Mirta Greco regresó a su casa de calle Pedro Vargas, a pocos metros de la Costanera, en Dorrego, Guaymallén. Al mismo lugar donde el miércoles pasado al mediodía decidió dispararle a su hijo Vicente, quien depende 100% de ella y en los últimos 10 días se había tornado violento y agresivo.
El fiscal de Homicidios Carlos Torres la imputó durante la tarde del jueves luego del informe del Cuerpo Médico Forense, el cual determinó que estaba consciente del acto que cometió al dispararle a su hijo con un revólver calibre 22. Y que es imputable.
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Los vecinos de la mujer de 82 años que le disparó a su hijo con discapacidad mental aseguraron que vivió siempre por y para él.
La acusación en su contra es por homicidio agravado por el vínculo y por el uso de arma de fuego en grado de tentativa, pero debido a su edad el fiscal Torres definió que la mujer quedara detenida en su casa mientras continúa la investigación.
Además, el fiscal Torres ordenó una medida tutelar que deberá dictar el juzgado de Familia con respecto a Vicente Mazziotti para cuando se recupere y salga del Hospital, quien necesita cuidados todo el tiempo debido a que no habla, y no sabe autovalerse.
Su madre fue quien lo cuidó durante 52 años y hasta le daba de comer todos los días. Él dependía para todo de ella, y tras los brotes que tuvo en los últimos días la convivencia se hacía muy difícil.
Muchos vecinos señalaron que ella vivió para él, que se negaba a que lo internaran debido a que no soportaba la idea que estuviese atado a una cama y "dopado". Aseguraron que su gran preocupación era qué pasaría con él, especialmente cuando ella muriera.