"Esta familia mendocina realizaba parte esencial de la logística de los mexicanos". Con esta frase, el fiscal federal de Campana argumentó el procesamiento de los tres hermanos oriundos de Luján de Cuyo vinculados al Operativo Bobinas Blancas, el cual desmembró una banda de narcotraficantes internacionles.
En un fallo de 370 fojas, el investigador judicial detalló la investigación. En el escrito quedó en claro la participación de Marcelo Rafael (44), Darío Maximiliano (29) y Cristian Gonzalo (37) Cuello. El mayor de ellos era quien tenía trato directo con los cuatro mexicanos que se asentaron en el país para llevar adelante la logística del traslado de cocaína desde Chile hacia España -hay registros de exportaciones a Valencia y Barcelona-.
En un principio se creía que los hermanos sólo acopiaban la cocaína en sus galpones, los cuales los camuflaban bajo las firmas Pirka Stone y Minerales Aconcaguas, empresas del rubro de la construcción con piedras y mármoles. Sin embargo, con las pruebas reunidas quedó en claro que al menos Marcelo y Darío eran una pata fundamental de la mesa.
Justamente era el Patrón con quien Marcelo tenía comunicación fluida. Incluso, en uno de sus ingresos al país, el mexicano declaró como lugar de residencia la casa del mendocino, ubicada en el barrio Sol y Sierra de Vistalba.
El Patrón le daba órdenes telefónicas a los Cuello, las cuales quedaron asentadas en diversas escuchas telefónicas. No sólo les pedía que compraran "piedras de cuarzo" o lo mantuvieran al tanto del alquiler de los galpones en Mendoza, sino que hay dos vehículos de los mendocinos que están mencionados en innumerables ocasiones en el expediente.
Se trata de una camioneta KIA y una VW Amarok, con titularidad de los hermanos Cuello y/o sus empresas, aunque también con autorización de manejo para los mexicanos. El Patrón mandó en más de una ocasión a Marcelo Cuello a tomarse una avión desde Mendoza a Bahía Blanca y volver a la provincia en algunos de los rodados. La KIA también fue vista por personal policial en los galpones donde, según la Justicia, los narcos armaban las bobinas con cocaína.
Hay otra evidencia de un viaje que realizaron entre el 25 y 28 de septiembre de 2015 junto a tres de los mexicanos, entre ellos Max Rodríguez Córdova (44) a quien nombraban el Patrón. El traslado lo hicieron en micros en ambas ocasiones.
Incluso el primogénito de los lujaninos viajó a Bahía Blanca y luego a Puerto Madero entre el 10 y 12 de junio. El objetivo: buscar dos nuevos galpones para expandir el negocio.
La prueba vital: los 450 paquetes de cocaína marcados con un logo de Play Boy y escondidos en bolsas arpilleras que fueron secuestrados en un allanamiento sobre la ruta 40, en Perdriel -en todo el país se hallaron 1.300 kilogramos de ese estupefaciente-. En ese operativo, una mujer se encerró en un baño y amenazó a los policías federales con un arma de fuego, aunque luego depuso su actitud.
Otra evidencia irrefutable de la conexión entre las partes es un libro que fue incautado tras un procedimiento en Bahía Blanca, donde estaba escrita la frase: "24 de abril del 2017. le dimos a marce 178 mil pesos del galpón de recepción faltan 38 mil de pagarle a marcelo. es del pago de 6 meses. Ya se lo pagamos todo no se le debe nada a marce (sic)".
"Véase tan solo el cambio paradigmático de vida de los hermanos Cuello: de jardineros y encargados del mantenimiento de casas ajenas, a exitosos empresarios cuyanos del rubro de las piedras y construcción", concluyó el fiscal.