Luego se sabría que los fugitivos eran el oficial ayudante M.S. y el auxiliar E.R.C.; ambos de Comisaría 41°. De hecho, fue el personal de esa misma seccional el que se enteró de que se había producido un robo en una finca, por lo que se desplazó hasta allí una patrulla.
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Los policías de la Comisaría 41 se desplazaron para perseguir a otros policías de la misma seccional.
Foto: Fernando Martinez/ Diario UNO
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Una persecución donde todos eran policías
Cuando los policías en servicio llegaron, alcanzaron a divisar a los dos ladrones que se escapaban a pie y los siguieron.
Mientras corrían, los prófugos iban tirando ropa. Se logró la aprehensión de uno de los sujetos a 200 metros del lugar, detrás del salón de eventos La Bodega, resultando ser el efectivo M.S, el cual se encontraba con lesiones en el antebrazo izquierdo.
En realidad ahí se produjo una escena bizarra, porque cuando estaban por apresarlo, el ladrón gritó: "No me hagas nada, soy el oficial M.S”. Dicho esto, simuló dejar de correr pero luego se abalanzó contra el efectivo que lo había atrapado, le quitó el arma, la cargó y le apuntó al pecho.
Fue entonces cuando llegó otro uniformado en servicio que efectuó algunos disparos, ante lo que el poliladron tiró el arma y siguió corriendo, aunque fue reducido a los pocos metros.
Del lugar se fugó asimismo una camioneta gris, donde se presumía iba el otro ladrón-policía. Las cámaras tomaron el rodado andando en Ejército de los Andes y San Martín a las 11.06. Como los pesquisas sabían que el prófugo era un efectivo policial, decidieron no utilizar la radio para comunicarse: el operativo siguió por teléfono.
Poco después, la camioneta de R.C. fue identificada y demorada con su ocupante en Tunuyán.
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