Jho Low, nacido en 1981 en una familia adinerada de Malasia, mostró desde joven un talento para el networking y las apariencias: ideal para las estafas. Educado en prestigiosas escuelas cultivó relaciones con personas influyentes, presentándose como un "príncipe asiático" o heredero de una fortuna colosal.

Bajo la fachada de inversor visionario, Jho Low desvió miles de millones de dólares de un fondo malayo a través de empresas fantasmas y cuentas bancarias en paraísos fiscales. Con la ayuda de banqueros y cómplices en el gobierno malasio, el dinero se utilizó para financiar un estilo de vida opulento.

Jho Low organizó fiestas legendarias, como su cumpleaños en Las Vegas en 2012, donde Leonardo DiCaprio rapeó y Britney Spears emergió de un pastel cantando. Gastó millones en champán, yates, jets privados y regalos extravagantes para celebridades, consolidando su imagen de magnate intocable. Caldo ideal para las estafas.

Jho Low, el estafador de Hollywood
Jho Low, el estafador de Hollywood

Jho Low, el estafador de Hollywood

El estafador serial de lujo

La relación del estafador con Hollywood fue clave para su estrategia. Jho Low financió una película que produjo El lobo de Wall Street, irónicamente una película sobre excesos financieros.

Leonardo DiCaprio, quien protagonizó el filme, agradeció públicamente a Jho Low en los Globos de Oro de 2014, sin saber que el dinero provenía de una estafa masiva.

El estafador también obsequió al afamado actor una serie de estatuillas de regalo que el actor devolvió tras el escándalo. Otras estrellas, como Kim Kardashian, Miranda Kerr y Paris Hilton, también recibieron obsequios lujosos, desde diamantes hasta Ferraris, a cambio de su presencia en los eventos.

Jho Low, el estafador de Hollywood
Jho Low, el estafador de Hollywood

Jho Low, el estafador de Hollywood

El castillo de naipes comenzó a derrumbarse en 2015, cuando investigaciones periodísticas revelaron la estafa en que más de 700 millones de dólares habían sido transferidos a cuentas irregulares.

Las pesquisas se extendieron a estafas en Estados Unidos, Suiza y Singapur, destapando una red global de lavado de dinero. En ese contexto es que Jho Low, el cerebro detrás del esquema, desapareció.

Desde entonces, es un fugitivo internacional, con rumores que lo sitúan en China, protegido por contactos poderosos. A pesar de su huida, las consecuencias de sus estafas persisten. Malasia ha recuperado parte del dinero, incluyendo un yate de lujo y obras de arte, pero el daño al fondo y la confianza pública es inmenso.

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