Quedó detenida

Crimen en Guaymallén: quién es la mujer acusada de descuartizar a su inquilino y quemarlo en la parrilla

Tiene 40 años, es madre de 5 hijos, fue condenado por dos violentos crímenes y desde hace años estaba en prisión domiciliaria

No es la primera vez que Adriana Valeria Suárez es esposada por personal policial. En 2012, en 2019 y en este 2025 quedó privada de su libertad, aunque en esta última ocasión atraviesa la acusación más grave en su contra: un macabro asesinato. La mujer sospechada por el crimen de su propio inquilino en Guaymallén, quien fue descuartizado y quemado en una parrilla, tiene un largo historial de roces judiciales.

Adriana Suárez nació en agosto de 1984, siendo la mayor de cinco hermanas. Nadie de su familia tiene antecedentes, excepto ella. Su camino empezó a torcerse hacia la delincuencia tal vez debido por la violencia intrafamiliar que sufría por parte de su padre durante su adolescencia o tal vez por haber estado en pareja con criminales.

En la precaria casa que alquilaba en calle Adolfo Calle al 1978, en Guaymallén, vivía junto a 5 de sus 6 hijas. Las más chicas eran hijas del mismo padre y tienen 15, 14, 11, 9 y 6 años. Otra hermana mayor, de 21 años y aspirante a ingresar a la Policía de Mendoza, fue producto de una relación anterior y se había independizado del lugar. La investigación sostiene que todas las menores de edad estaban presentes en el lugar al momento del crimen.

Adriana Suarez crimen Guaymallén

El prontuario de la sospechosa del crimen

En 2012, Adriana Suárez enfrentó su primera causa judicial, al ser detenida por un robo agravado. Al año siguiente fue condenada a una pena de 7 años de prisión que cumplió casi en su totalidad en prisión domiciliaria, debido a que estaba a cargo de sus hijas. En septiembre de 2018 recibió la libertad condicional en esa causa y volvió a las calles.

A los pocos meses, volvió a accionar. El 14 de enero de 2019, junto a su pareja Pablo Nicolás Bravo (34) -padre de las 5 menores de edad-, se metieron a una casa ubicada en calle Tropero Sosa, en Carrodilla. A fuerza de golpes, redujeron a una pareja de 69 y 66 años. Pero no contaban que en el lugar estaba el hijo de las víctimas, quien enfrentó a los criminales y logró detener en el lugar al asaltante. Adriana Suárez escapó del domicilio pero fue detenida a los pocos días.

Por ese último crimen fue condenada a 6 años y 10 meses de prisión bajo la calificación de robo agravado. De hecho, en el próximo mes de noviembre terminaba de cumplir la pena y el martes pasado había iniciado los trámites para obtener la libertad condicional.

Adriana Suarez crimen Guaymallén
Adriana Suárez y Pablo Bravo, los criminales condenados por un robo.

Adriana Suárez y Pablo Bravo, los criminales condenados por un robo.

Al igual que en su primera causa, el 8 de mayo de 2020 obtuvo la prisión domiciliaria debido a sus hijas menores de edad y también era tiempo de pandemia de coronavirus. Mantuvo el beneficio todos estos años, incluso obteniendo autorizaciones para asistir a actos en el colegio de las niñas y también para ir a realizar trámites bancarios.

La violencia de género detrás del crimen

Las informes sociales sostienen que su vinculación amorosa con Pablo Bravo fue un claro desatino en la vida criminal de Adriana Suárez. Era con su pareja con quien salían a delinquir, como en la última causa en que fueron condenados.

Pero ese no era el único punto oscuro en la relación, existían varias denuncias de violencia de género. Las primeras que apuntaron a que sufrió varios abusos sexuales del hombre entre 2018 y 2019 en el mismo domicilio de Guaymallén donde fue descuartizado César Darío Rodas (41) este miércoles. Sin embargo, Pablo Bravo terminó sobreseído en ese expediente.

En 2023, Adriana Suárez volvió a realizar una denuncia similar. Aseguró que en esa misma casa donde ocurrió el crimen, el hombre le introdujo los dedos en sus partes íntimas contra su voluntad. Su expareja también terminó sobreseído por ese abuso sexual, pero lo condenaron a casi un año de prisión por haber violado una prohibición de acercamiento y por lesiones en contexto de violencia de género.