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Verónica Macías conoció a Cacho Garay cuando tenía 19 años. Se atrevió a denunciarlo por violencia de género a sus 32 años.
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A pesar de la corta duración del audio y que no habría dicho nada, el fiscal aseguró que de esa manera violó la prohibición de acercamiento que le impuso la Justicia, y lo imputó por desobediencia.
Garay está imputado por amenazas agravadas por el uso de arma en contexto de violencia de género, tenencia de armas de fuego de uso civil, abuso sexual con acceso carnal en un número indeterminado de hechos y privación de la libertad agravada por ser cometida por el cónyuge, en concurso real y en contexto de violencia de género, lo que prevé una pena de 6 a 26 años.
La grave denuncia contra Cacho Garay
Verónica Macías tiene 32 años, es bailarina y conoció al mendocino cuando ella apenas tenía 19 años. En abril pasado, la mujer conocida como Bambi, denunció a Garay luego de una pelea que tuvieron en un hotel en el que se alojaban en Carlos Paz que obligó al personal de seguridad intervenir. Tenían dos funciones, las cuales fueron canceladas. Cuando la mujer llegó a Mendoza concretó la denuncia luego de una presunta amenaza de muerte.
Tras la captura del humorista, Verónica habló públicamente y contó que su vida fue una "tortura absoluta" desde que se casó. Reveló que en muchas ocasiones intentó escapar, pero "recibía las amenazas de él. Me decía que me quería matar con armas, con golpes, con insultos, diciéndome que conocía a muchas personas, que nunca me iban a creer".
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Verónica Macías aseguró que vivió una tortura junto a Cacho Garay, quien la tenía amenazada, la encerraba, abusaba de ella y la obligaba a tener sexo con otras personas.
Detalló: "Abusó de mí desde todas las maneras posibles, ejerció violencia de todas maneras posibles. Nunca tuve una tarjeta de crédito, yo no podía salir, yo no sé lo que es ir a tomar un café con una amiga ni salir a la noche, porque me empezaba a amenazar. Para él todas mis amigas son locas, nunca pude compartir un cumpleaños con ellas, nada. De hecho, estaba privada de la libertad". Dijo que el humorista tenía una llave que ella no tenía, y la dejaba encerrada.
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"Yo trabajé siempre al lado de él porque no me dejó nunca jamás crecer. A mí me duele mucho y lo único que me importa en este momento es haberme dado cuenta. Cuando me revisaron de todos los abusos que sufrí por él, me obligaba a tener relaciones con otras personas, con mujeres, mujeres que, obviamente, lo apañan a él. Una se llama Sandra, otra se llama Norma. Son personas que viven de él, reciben plata y por eso se mantienen calladas. Yo hoy me siento sucia, siento que no tengo futuro. No me importa lo que digan, estoy destruida", agregó.
El humorista que pierde gracia
En la audiencia de prisión preventiva, Daniel Romero, abogado defensor de Cacho Garay, reclamó su libertad y la nulidad de pruebas claves en la causa. A pesar de sus argumentos, el juez Juan Manuel Pina rechazó el pedido y consideró que hay pruebas suficientes para sostener la detención del humorista.
En medio de esa audiencia, hubo un hecho desafortunado. Cuando el juez le preguntó a Garay su estado civil, él contestó "casado en segundas náuseas", en lugar de nupcias, por lo que el magistrado debió llamarle la atención.
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