Sergio Ramos fue baleado y golpeado en su casa de la zona oeste, donde él denunció que su mujer vendía drogas. Tras estar en dos hospitales se esfumó

Agresiones, venta de drogas y policías detrás de la desaparición de un hombre

Por UNO

Sergio Ramos fue baleado y golpeado en su casa de calle Barra entre Uruguay y Deán Funes el 12 de febrero pasado en un oscuro episodio hasta ahora no aclarado por la policía. Al hombre lo internaron y estuvo una semana en coma. Fue trasladado de hospital y un día, sin recibir el alta médica, se escapó y volvió a su casa. Pero una semana después, el 25 de febrero, Ramos desapareció sin dejar rastros. Desde entonces su hija Gisela lo busca "por todos lados sin éxito". Y agrega: "Es lo único que tenemos sus tres hijos grandes y los cuatro más chicos que tuvo con otra pareja, pero yo estoy medio sola en esto", le dijo a La Capital. Tras ello confiesa que no quiere hacer la denuncia policial "porque se me van a reír en la cara" y plantea así el misterio sobre el destino de su padre y las supuestas implicancias que algunos hombres de la fuerza pueden tener en el hecho.

Según Gisela, Ramos atendía junto a A., su última mujer, un almacén y una cochera que están al frente del terreno de la casa en la que viven en la zona sudoeste de la ciudad. En el fondo del predio se levanta la vivienda familiar en la que residen con los cuatro hijos de esa nueva relación, que tienen entre 6 y 12 años.

El día del ataque, tres hombres desconocidos entraron armados a la casa y actuaron brutalmente. Le pidieron a Ramos que les diera "toda la plata" que tenía y lo golpearon mucho en la cabeza hasta dejarlo inconsciente.

La joven cuenta que su padre "no tenía un peso", y con silencios y temores abre una página casi increíble de desapariciones, violencia y cruces con el narcotráfico del barrio, ganancias, deudas de juego, autos poco caros y vidas para nada fastuosas: "Voy a decir la verdad, para que se entienda", remarca.

Narcomenudeo

La relación entre Ramos y A. no era buena. Tenían discusiones casi todos los días y peleas por las infidelidades que ambos cometían. "Cuando la esposa se fue de vacaciones a Mar del Plata este verano, él se enganchó con una piba que trabajaba en la granjita familiar. Y la esposa se enteró. Pero ella hacía un tiempo largo que se veía con un hombre que creo que es policía e iba muy seguido a la granjita. Le dicen Maxi o algo así, y ahora éste policía parece que es la nueva pareja de A. y está instalado en el negocio", contó Gisela, que ya no vive allí.

A medida que avanzó la charla Gisela se fue soltando. Fue haciendo pausas y dejando segundos de dudas en al aire. Después cuenta: "Mi papá y su pareja tenían muchas deudas y él, una tarde, me dijo que esta mujer vendía drogas. Todos lo saben en el barrio y mi papá no quería que lo hiciera".

Un crimen

El 15 de septiembre de 2016, cinco meses antes de la desaparición de Ramos, los diarios informaban que un joven había fallecido esa tarde en la zona de Rouillón y Biedma luego de un enfrentamiento a balazos con un agente de la ex Drogas Peligrosas. El hecho se dio cuando un efectivo de civil estaba a bordo de una moto Honda Tornado roja estacionada en Rouillón y Biedma. Entonces llegaron al lugar dos chicos que, mostrando una pistola 9 milímetros Taurus, quisieron robarles la moto. Ante ello el policía reaccionó y se enfrentó con los ladrones matando a uno de ellos, Nicolás "Chino" Blanco.

Al respecto, la hija de Ramos recuerda el hecho con datos precisos: "El "Chino" vendía cocaína, era soldadito, y mi papá me dijo que trabajaba para su mujer".

En las charlas con su padre, Gisela cree que entendió la trama y que la mujer de su padre quiso matar a Ramos, como el hombre se lo confesó una tarde entre mate y mate, porque se oponía a su negocio narco. Fue la última tarde que lo vio.

Por la puerta

Gisela recuerda en su humilde casa de la zona oeste de Rosario que tras los tiros y la golpiza recibida, su padre "el 12 de febrero fue internado en el Heca, el 13 lo llevaron al Eva Perón de Granadero Baigorria y el 19 se escapó por la puerta como si nada. Como nunca tuvo antecedentes y estaba ya sin marcas visibles salió tranquilo y nadie lo paró".

El lunes 20 Ramos fue a la casa de otra de sus hijas y le dijo que volvía a la granjita, a la casa que compartía con A., su pareja. Gisela se enteró de eso y no se quedó tranquila. "Pasó una semana en que yo no lo ví y el sábado 25 de febrero fui a la casa y A. me dijo que mi papá se había ido". Desde entonces nada se sabe de él y Gisela lo busca.

Sergio Ramos es morocho, de no más de 1,65 metro, pelo crespo y suele andar siempre vestido con jogging. Nunca había dejado a sus hijos anteriores ni a los actuales. Nunca había desparacido en sus 45 años, hasta el 25 de febrero de este año cuando "se esfumó".

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