Con enfermedad respiratoria crónica, delgados, algunos con diarrea y otros con sarna, es el estado de salud de los gatos de Nicolás Gil Pereg, el acusado de asesinar a su madre y a su tía israelíes en su predio de Guaymallén.

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Los gatos son una de las mayores preocupaciones que tiene el Gil Pereg desde que está preso, hace 12 días. Incluso amenazó con dejar de comer si no tenía contacto con ellos, y solicitó por todos los medios que se los llevaran al penal, pero hasta el momento la respuesta es negativa.

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El abogado Alfredo Mellado, quien tiene una protectora de animales, está plenamente abocado al cuidado de los gatos y perros que tenía Gil Pereg en su casa, por lo menos hasta que se defina la situación de los mismos.

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En un relevamiento que hizo la médica veterinaria Jennifer Ibarra, indicó que detectó entre 20 y 30 gatos en diferentes condiciones y estados de domesticidad, algunos de ellos imposible de atrapar, por lo que no pudieron ser revisados.

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Ibarra hizo la inspección de 15 gatos, los cuales fueron medicados con vitaminas y antibióticos, ya que la mayoría padece de una afección respiratoria crónica. El problema es que con el pasar de los días, al no poder colocarle la medicación en tiempo y forma, su salud empeoró.

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También indicó que los felinos estaban delgados y deshidratados, algunos con diarrea y un poco de sarna.

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En la casa de Gil Pereg se encontraron cerca de ocho bolsas de alimento para gatos de 15 kilos cada una, y una gran cantidad de antibióticos y remedios para las distintas enfermedades de los gatos, como también análisis de sangre realizados en veterinarias, lo que indica que el imputado se ocupaba de sus mascotas.

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Si bien algunos de ellos ya estaban enfermos, desde el momento de la desaparición de Pyrhia Saroussy y de Lily Pereg, madre y tía de Nicolás, y tras los reiterados allanamientos que hubo en su casa, los animales fueron descuidados. Más todavía desde que Pereg fue detenido el 26 de enero.

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Algunas personas proteccionistas de animales se acercaron al lugar para alimentar y vacunar a los felinos, pero algunas guardias policiales dentro del predio no les permitieron el ingreso, por lo que no se le pudo dar la medicación correspondiente.

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Una posible solución sería aislar a los gatos que están enfermos, para tener un pleno seguimiento de ellos, tener identificados a los que deben ser medicados y controlar su evolución. Además, de esta manera, se evitaría el contagio con los demás gatos que viven en el lugar.

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El lugar

Las condiciones de higiene la casa de Gil Pereg no son las indicadas para los animales y mucho menos para las personas.

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No solo estaba lleno de orina y caca de los gatos, sino que también había nidos de ratas por diferentes lugares.

Esto se debe a que la limpieza en el lugar era casi nula, y que estaba repleto de cajas, bolsas, alimentos y demás cosas tiradas por todos lados.