Para colmo, Cristina nunca lo quiso bien al malargüino. Siempre lo miró con distancia, con ese desdén que es parte de su marca registrada. Cuando ella y Jaque coincidieron como senadores de la Nación, la dama solía comentar con sorna el deficiente manejo que el malargüino tenía del idioma inglés.
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Celso Jaque le entregó el mando a Francisco Paco Pérez en diciembre del 2011.
No fue Cristina la que levantó el dedo para ungir a Jaque como candidato a gobernador de Mendoza. Sus sostenedores fueron Néstor y el "Chueco" Juan Carlos Mazzón. No hay que olvidar que cuando Kirchner llegó a la presidencia en 2003, el único municipio de Mendoza donde ganó la fórmula Kirchner-Scioli fue Malargüe.
Jaque, que ya era un admirador y difusor de la obra del gobernador de Santa Cruz, convenció en 2003 a muchos malargüinos de que votaran al "Pingüino" para presidente y no a Menem.
Terrible reclamo
Lo concreto, ahora, es que Jaque (62) se va a presentar -otra vez- para ser candidato a intendente de Malargüe, previo trámite de ir a las PASO. Los maledicentes difunden que antes de decidirse se aseguró que el contrincante no le fuera a hacer sombra. Ya había intentado un regreso similar en las PASO de 2019 donde tuvo una competencia interna que lo dejó pedaleando en el aire.
Una de las cosas que ha movilizado políticamente a Jaque es que "hay malargüinos que ya no se sienten mendocinos", frase terrible si las hay, y que tiene que ver con el corset que el resto de la Provincia le ha puesto al desarrollo minero de ese departamento del Sur y también con las promesas incumplidas, como el fracaso de la construcción de Portezuelo del Viento.
Cuando decimos que retorna, intentamos remarcar que vuelve para trabajar en esta provincia. En realidad Jaque nunca se fue de la política. Lleva más de tres décadas en esto. Cuando Mauricio Macri asumió en 2015 la Presidencia, Jaque hizo un "parate" durante el cual tuvo dos ocupaciones raras.
Por un lado, el PJ nacional lo designó interventor partidario del peronismo de la provincia de Jujuy. Y por el otro se dedicó al comercio: abrió en el centro de Malargüe, junto a su yerno, una librería a la que llamó "Mr. Book", la que pronto se convirtió en un atractivo turístico y en una especie de "unidad básica" porque Jaque nunca dejó de interesarse por el peronismo malargüino.
Su bagaje político indica que fue diputado provincial, dos veces intendente de Malargüe, senador nacional por Mendoza, embajador en Colombia e integrante del directorio de YPF (cargo que aún ostenta). Ahora su sueño es alzarse con la tercera intendencia de Malargüe.
Jaque comparte su profesión universitaria (es contador) con su esposa Liliana Landete. Ella es quien mantiene el estudio contable como negocio familiar. Alguna vez ese emprendimiento se vio envuelto en una denuncia que le hizo el gremio estatal SITEA por "haber obstaculizado controles de Rentas" en empresas que eran clientas de Landete y Jaque. En más de una ocasión ese local ha sido usado como búnker por el PJ malargüino en las elecciones. Landete intentó hace un tiempo ser concejala pero fracasó.
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Celso Jaque comparte su profesión universitaria (es contador) con su esposa Liliana Landete.
Aquella silbatina
¿Cómo no repasar un hecho chirriante de su devenir político? Nos referimos a la potente silbatina que recibió el gobernador Celso Jaque el primer sábado de marzo de 2009 antes de arrancar la Fiesta de la Vendimia, cuando sólo llevaba un año y tres meses en el cargo.
Ese asunto tuvo una poderosa repercusión política. El suceso fue comentado en todo el país porque minutos antes de esa rechifla, otro político, el vicepresidente Julio Cobos, había sido acogido con aplausos en ese mismo ámbito, el anfiteatro Frank Romero Day.
Jaque desmintió que el rechifle hubiese sido una reacción espontánea del público y acusó a Cobos y sobre todo a Cornejo, de haber armado una movida con la barra del Tomba. El ministro de Gobierno del malargüino era Mario Adaro, actual miembro de la Suprema Corte de Mendoza, quien aquella vez aseguró que ese club de fútbol tenía "la hinchada más politizada del país".
Alfredo Cornejo refutó en su momento la denuncia diciendo que era "una explicación ridícula que ofende el sentido común de los mendocinos".
¿Primero Mendoza?
Cuando en diciembre de 2007 Celso Jaque se aprestaba a asumir su gobernación, algunos periodistas de Buenos Aires se sorprendieron por su verborragia. Uno de ellos, del diario La Nación, escribió: "Jaque podría hablar horas sin detenerse ni una sola vez" y atribuyó ese "exultante frenesí" a la ansiedad por la inminente ceremonia en la que iba a jurar como gobernador de Mendoza.
En una entrevista que Diario UNO le hizo en aquellos días, Jaque aseguró que "a la presidente Cristina Kirchner siempre le voy a decir: primero Mendoza", con lo que se corroboró aquel maravilloso dicho popular que reza: "Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces".
Uno de los eslóganes de su campaña para gobernador había sido "Pregunten en Malargüe", como si nos dijeran: nadie mejor que un malargüino para que te explique por qué hay que votar a Jaque. Los publicistas porteños tuvieron que romperse el coco porque el personaje era conocido, pero nunca había sido un político seductor ni carismático. Los caricaturistas lo dibujaban como si fuera un maestro Jedi de La Guerra de las Galaxias.
Lo cierto es que más allá de aquellas habilidades propagandísticas de las que se nutrió, lo que realmente llevó a Jaque hasta la Gobernación fue que el radicalismo concurrió dividido a las elecciones de 2007. Cesar Biffi por un lado y Roberto Iglesias por otro, fruto de la eclosión que produjo en la UCR la decisión de Julio Cobos de conformar una sociedad política supuestamente transversal con Néstor Kirchner.
Epiloguemos
Otro de los puntos vidriosos de la gestión Jaque fue el manejo del Departamento General de Irrigación. De ser un ente que propiciaba gestiones técnicas fue convertido en una usina político-partidaria, donde el poder no parecía estar en manos del jefe formal de la institución, Eduardo Frigerio, sino en Jorge Villalón, un personaje del PJ provincial que se movía en las sombras y que fue acusado de "desmanejos institucionales" y de usar a Irrigación como un organismo "para devolver favores políticos"
Hace un año el actual intendente radical de Malargüe, Juan Manuel Ojeda, se quejó públicamente de que Jaque, no había usado su cargo de integrante del directorio de YPF para darle una mano a su departamento. "Está ganando $700.000 mensuales en la petrolera y lo único que hace desde aquí es una columna de opinión para la radio local LV19. "Que siga haciendo su columna, pero que también pelee por su municipio", rezongó Ojeda.
Todo lo dicho nos lleva a preguntarnos si estamos ante el fin de época de un dirigente que dio que hablar para bien y para mal, o ante el renacer de un político de raza que quiere terminar su carrera en su tierra y en el cargo que más satisfacciones y prestigio le dio.