Hablemos claro
Elegir reinas de la belleza es, a esta altura de los tiempos, algo ridículo, extravagante, apolillado y falto de lógica. Una antigüedad sin nobleza. Una discriminación. Es de esas cosas que producen hasta un poco de vergüenza ajena.
¿Siempre fue así? No. Durante mucho tiempo esto de elegir reinas debe haber tenido alguna coherencia con los tiempos que corrían. Pero hace rato que ciertos moldes y reglas sobre el rol de la mujer fueron puestos en cuestión y dejados de lado. Hoy hablamos de femicidios, no de crímenes pasionales. Hoy existe aborto legal en la Argentina. Hay divorcio exprés. Se denuncian y penan los abusos.
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Hoy las feministas más ultras escriben en las paredes de la calle San Martín que los piropos masculinos les producen sequedad vaginal en lugar de una supuesta excitación. ¿Capisce que estamos en otra era?
Desde adentro
Hace unos meses Malargüe decidió dejar de hacer la Fiesta de la Vendimia, y por ende la elección de la reina respectiva. Fue una forma de contestar al desdén y las injustas normas con que la política provincial trataba a ese municipio impidiéndole - través de la Ley 7722- vivir de la actividad minera, una de las principales de esa comuna desde su creación. Una absoluta falta de criterio para entender la singularidad territorial.
Ahora es otro municipio, Guaymallén, el que vuelve a plantar la semilla de cierta coherencia con los tiempos que nos tocan. Y ahí es donde Marcelino Iglesias nos dice que no es manteniendo un concurso de belleza cómo vamos a preservar y adecuar la Fiesta de la Vendimia.
Por el contrario, es con ingenio, talento y renovación. Así -afirma- es como se le dará impulso a un festejo que tiene que ser coherente con el Siglo XXI y con el futuro de una de las grandes capitales del vino. Para este intendente, el Estado moderno debe tender a evitar discriminaciones y estereotipos.
Para concluir, pido al lector me disculpe por no haber usado la palabra "paradigma" a la hora de designar a lo que se quiere cambiar. Esa palabreja me cae mal, la encuentro agrandada, ideal para charletas, falsa. Casi como las coronas reales que quiere rifar el que te jedi de Guaymallén.