La política argentina sigue siendo decididamente machista. Sólo una mujer, de las 22 firmas que tuvo el documento, rubricó el meneado Pacto de Mayo en pleno mes de julio: la hermana del Presidente y secretaria general de la presidencia Karina Milei.
Jugale al 22: el pacto entre Milei y Cornejo que podría traer novedades a la matriz productiva
Alfredo Cornejo no habló en Tucumán pero se sabe que es, como la gran mayoría del arco político mendocino, proclive a la explotación minera
El dato es un poco de color pero viene a confirmar que a más de 200 años de haber logrado la independencia política del yugo español, a más de 100 de haber obtenido el voto popular y a más de 70 años de haber conquistado el voto femenino, la cosa política sigue muy mayoritariamente en manos de hombres.
Quizás haya victimización en Cristina Fernández cuando rezonga diciendo que a ella la persiguen más “por ser mujer” que por las que podría haberse mandando mientras habitaba el poder. Es una gran actriz de la política. Pero no es menos cierto que a los varones se les dejan pasar varias que a las mujeres jamás se les perdonan.
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Presencias y ausencias
De las veintidós firmas que logró estampar Javier Milei en el Pacto, que según él mismo podría representar un antes y un después en la historia del país, 18 fueron gobernadores, --varios afiliados al peronismo-- además de Milei, su hermana, el riojano Martín Menem representando a Diputados y el senador Bartolomé Abdala, que reemplazó a la vicepresidenta Victoria Villarruel quien se reportó “engripada” aunque al día siguiente se la pudo ver chocha subida a un tanque de guerra.
No acompañaron cinco gobernadores peronistas, los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ni los integrantes de ninguna de las centrales obreras, tampoco otra de las históricas patas políticas del poder argentino: la Iglesia. Todos tienen con el poder central algún grado de tensión que los mantiene distantes.
Los cortesanos no están felices desde que se enteraron de que Milei pretende encumbrar al juez federal Ariel Lijo en ese cuerpo. Igual deslizaron otros motivos para ausentarse, claro. Las centrales obreras CGT y CTA tienen –para qué discutirlo- tradición e historia vinculada al mismo peronismo que dijo ausente en Tucumán: el de la provincia de Buenos Aires.
No en vano el peronismo es fuerte allí desde que nació. Las grandes migraciones internas de trabajadores desde el primer cuarto del Siglo XX, empujadas por la industrialización de lo que hoy se denomina conurbano, fueron las primeras en gozar los beneficios sindicales y sociales que les garantizó el propio Juan Perón.
La Iglesia, paradójicamente y quizás influenciada por la mirada del Papa Francisco, corre por izquierda al Presidente demandando entre otras cosas el “reparto urgente de alimentos por vencer” o “austeridad” en los honorarios políticos, por ejemplo, siendo que muchas veces ha sido connivente con el poder aceptando mansamente sus designios.
Los 10 puntos del Pacto
El Presidente estuvo por varios minutos, hasta la 1 de la mañana del 9 de Julio, explicando punto por punto los alcances de su Pacto. Quizás por eso cometió tantos errores en la lectura del documento. A Milei le falta oratoria y giros en la alocución que le pongan condimento a su voz monótona, pero le sobra picardía para construir la foto que construyó.
Tucumanos e invitados bostezaban esperando el final. Los puntos más sobresalientes del acuerdo son ampulosos y de una pretensión compleja. El primero propone lo único que se ha mantenido inalterable a través de estos más de dos siglos de historia argentina: "La propiedad privada es inviolable.”
Ni siquiera el peronismo, la experiencia política que más se acerca a la izquierda en el ideario argento, se animó jamás a cuestionar esa matriz: Perón se declaraba “anticomunista”.
Los ingleses mantenían una deuda con el país por los alimentos enviados en plena guerra y por eso Perón estatizó sus ferrocarriles y otros bienes que los británicos tenían aquí, como parte de pago. Es uno de los únicos hechos osados en donde la política se animó a meterle mano a una expropiación.
La mayoría de los otros puntos son manifestaciones coloridas, llenas de la energía optimista de Daniel Scioli con algunas pinceladas de nacionalismo prolijo con las cuentas, pero no mucho más que eso.
Igual, nos vamos a detener en el séptimo punto: “El compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país”. Milei conoce los alcances del artículo 124 de la Constitución Nacional que reconoce a los recursos naturales como propiedad de las provincias que los tienen en su territorio y no piensa –ni podría hoy— modificar la Constitución. Sabe, ergo, que necesita de “la casta de gobernadores” para avanzar sobre esos recursos.
Pacta sunt servanda
“Los pactos deben cumplirse” se traduce más o menos al español esa frase del latín utilizada hasta el hartazgo por el mundillo judicial. Algo así como que un pacto obliga a las partes a hacer lo que se han comprometido con la rúbrica.
“Debemos explotar los recursos naturales que Dios nos ha dado”, dijo en clave de sermón el Presidente en la fría noche tucumana y agregó que eso debe hacerse “sin escuchar las demandas de minorías ruidosas que trabajan para algún millonario”, en referencia a las organizaciones ambientalistas.
Milei sabe que esas frases son música para los oídos de los gobernadores especialmente cordilleranos que ven frenada por puebladas y asambleas populares la explotación de minerales demandados en el mundo.
¿Cuál será la estrategia que utilizarán los mandamases provinciales en procura de cumplir con esa parte del Pacto? Alfredo Cornejo no habló en Tucumán pero se sabe que es, como la gran mayoría del arco político mendocino, proclive a la explotación minera metalífera e hidrocarburífera.
La política es claramente “el arte de lo posible”. No se entiende de otra manera la juntada que armó Milei en Tucumán con hombres a quienes hasta antes de ayer les ha dicho sin titubear “ratas”, “casta” y otros epítetos poco amigables.
Es también un signo de madurez de quienes deponen la ofensa personal persiguiendo el bien colectivo o alguna que otra transferencia u obra para su provincia. Sea como sea, el Presidente quedó en minoría frente a “la casta” el 9 de Julio en la casita de Tucumán. O ya es uno más de ellos, como corresponde.
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