Análisis y opinión

Fronteras calientes en el autodenominado "otro país"

La ausencia de ductilidad política en el manejo de los protocolos para las rutas de San Luis provocó un levantamiento de productores, camioneros y comerciantes. Golpe duro para "el Alberto".

Alberto Rodríguez Saá (71), gobernador sempiterno de San Luis, famoso también por sus romances con conocidas actrices y por su devoción por el estudio de los ovnis, está habituado a hacer y deshacer en su provincia.

Por avatares de la pandemia, intentó actuar de la misma manera con otros miles de argentinos afectados por la ausencia de libre circulación de personas y mercaderías en las rutas de ese Estado. Y le salió el tiro por la culata.

A los Rodríguez Saá (Alberto y Adolfo, gobernadores "naturales " e intercambiables) les cuesta negociar. Ellos mandan. Pero esta vez se les alzaron productores, camioneros y comerciantes de varias provincias además de los dueños de tierras y de ganado que no podían ingresar ni salir de territorio puntano por disposiciones provinciales consideradas exageradas.

El desgano dialoguista

Durante cuatro días, manifestantes de varias provincias se plantaron en puntos claves de la frontera puntana para exigir una negociación con lo cual le dieron visibilidad nacional al problema y obligaron a intervenir al Gobierno nacional y a la Justicia Federal.

Los manifestantes le cuestionaban a Rodríguez Saá la intransigencia para adecuar los protocolos de la pandemia al requerimiento de actividades esenciales, como el traslado de alimentos y bienes. Esas trabas habían llegado "a extremos policiales insufribles", según advertían productores y camioneros. Pero lo que más cuestionaban era "el autoritarismo demostrado para no dialogar".

Baste recordar, para muestra, la dura intransigencia que, después de casi tres décadas de manejar la provincia, separa actualmente a los hermanos Rodríguez Saá por problemas políticos, económicos y domésticos. El Alberto tiene muy mala relación con la esposa mendocina del Adolfo, Gisela Vartalitis, a la que acusa de ser la causante de la pelea fraterna.

Cuatro días de furia

Lo concreto es que ahora bastaron cuatro días de cortes en todos los accesos a la provincia para que tanto San Luis como la Nación entendieran que estaban ante un problema real, que importaba al país y no sólo al mandatario puntano. Este sábado 3 de octubre se logró una tregua de 15 días con los afectados para actualizar los protocolos y evitar que la actividad comercial y productiva siga teniendo tantos problemas en territorio puntano.

"Cerramos las rutas para que se abran otra vez", había sido la consigna principal de los productores y comerciantes. Otra de ellas decía: "La comida no llega en platos voladores". La idea fuerza insistía que la lucha contra el coronavirus no da vía libre para recortar derechos esenciales.

Enojados, en el entorno del gobernador puntano llegaron a decir que el hecho de que el Corredor Bioceánico atravesara por San Luis se había convertido "en una debilidad" para la provincia.

Por el contrario, en la oposición a los Rodríguez Saá creen que esta movida tiene otro costado positivo: que los ojos del país se están posando en San Luis y que esto puede dar paso a que se conozca algo más de la forma en que se maneja un mandatario acostumbrado a la obediencia sin chistar.

Temas relacionados: