No siempre las elecciones de medio término generan tantas expectativas como las de esta oportunidad.
No siempre las elecciones de medio término generan tantas expectativas como las de esta oportunidad.
Lo que digan las urnas no solo indicarán la distribución de las bancas, sino que esta vez condicionarán las gestiones de gobierno, tanto en el día a día como en los posicionamientos hacia las gubernamentales de 2023.
Ha habido legislativas en el país que zamarrearon al oficialismo, pero que sin embargo le han permitido reponerse para dar batalla en las elecciones siguientes. Le pasó al kirchnerismo que ha perdido más de una vez las de medio término pero luego logró ganar las presidenciales.
La experiencia de Macri fue inversa: Después de haber ganado en 2017 perdió en su intento de ser reelecto.
Hay otros casos en los que claramente las elecciones legislativas signarían lo que se vislumbraba como un fin de época. La derrota del alfonsinismo en 1987 fue el preludio de los dos mandatos consecutivos del peronismo en la Nación y de los tres ininterrumpidos del "Equipo de los mendocinos".
Un triunfo holgado del oficialismo en Mendoza le daría las credenciales para la continuidad de un proyecto que nació con Alfredo Cornejo en 2015.
Una magra elección sería un golpe difícil de asimilar, mientras que una derrota inesperada le asestaría una herida letal al cornejismo y al suarismo en sus distintas vertientes.
Un buen desempeño electoral del peronismo local retemplaría sus chances con vistas a las próximas ejecutivas, confirmaría el liderazgo de Anabel Fernandez Sagasti y reafirmaría a intendentes peronistas.
En cambio, una derrota categórica obligaría al peronismo a barajar y dar de nuevo para prepararse, ya no hacia el 2023, sino con vistas al largo plazo.
A la fuerza que resulte tercera, el hecho de subir al podio le generá expectativas para mostrarse a futuro, pero habrá que mirar en detalle los números una vez conocido el escrutinio antes de proyectarse.
Los números fríos en elecciones no son un asunto de las matemáticas sino de intérpretes de la política. La calculadora sirve para la distribución de cargos mediante el sistema D'Hondt. Pero los resultados quedan sujetos, además, a lecturas políticas.
Por eso el Gobierno, en el plano local, saldría perdidoso si ganara por escaso margen, o el peronismo podría festejar aún perdiendo en el conteo de votos. Toda lectura será relativa al resultado de la PASO y en función de las expectativas generadas previamente.
Por cómo viene esta ocasión, habrá poco lugar para el empate.
El mano a mano en Canal 7 entre Cornejo y Anabel fue la síntesis de la confrontación que se ha visto en este proceso.
Después de la derrota en la PASO el peronismo cambió su estrategia. Buscó culpar de todos los males que hoy vive la población de Mendoza al gobierno provincial, al punto de que Rodolfo Suarez denunció una campaña sucia.
En el debate Anabel se basó en la misma estrategia y hasta culpando a la gestión de Cornejo. El exgobernador buscó contrarrestarla con datos duros, atribuyó las desgracias al gobierno nacional y dejó pegada a su rival con la vicepresidenta.
Metidos en el barro, en el cara a cara nada quedó sin decirse. Es difícil imaginarse un escenario de consensos en los dos años que quedan de mandato. De hecho el Gobierno no logró que le aprobaran el roll over, y Suarez está resignado a gobernar sin acordar con la oposición.
A pesar de la malaria general, el gobierno provincial confía en un buen resultado y se entusiasma con la recuperación económica. Cree que después de lo peor de la pandemia Mendoza tiene una gran oportunidad para comenzar a emerger.
Hasta ahora a Suarez le tocó gestionar la pandemia, buscando atenuar los efectos en la actividad económica y en la educación. Básicamente tuvo que administrar la crisis, pero lo que ve en el horizonte es una recuperación de la mano del turismo y de todas las actividades ligadas.
Al margen de la macroeconomía que no da tregua, la suba del dólar tendría que dar impulso a las exportaciones de los productos locales, a la inversión, y a la llegada de turistas extranjeros. La marca Mendoza es vigorosa, confía la dirigencia provincial.
La Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo de la Nación arrojó que casi el 10 por ciento de los empresarios mendocinos ampliará su planta de trabajadores en los próximos tres meses. Es auspicioso porque Mendoza, al igual que el país, hace más de una década que está estancada. "Hace más de once años que no se generan condiciones para el crecimiento de la actividad privada", declaró a radio Nihuil el titular del CEM, Federico Pagano.
Habrá que observar el mandato de las urnas a través de varias columnas. Además de los datos provinciales y departamentales, serán determinantes los resultados en el ámbito nacional.
El gobierno de Alberto y Cristina se juega su futuro. Todas las miradas estarán atentas a lo que pase en ocho provincias donde se eligen senadores nacionales porque es dónde se dirime si el oficialismo logrará o no sostener el quórum propio en la Cámara que preside Cristina.
En Senadores se resuelven, además de la la sanción de las leyes, acuerdos de carácter institucional, y cuestiones que repercuten en la situación judicial de la Vicepresidenta.
No mucho menos importante será el resultado electoral en la Provincia de Buenos Aires, donde la líder del Frente de Todos y, en suma, el Gobierno basa su mayor caudal electoral.
Lo que pase en el conurbano y en la sumatoria de los escaños provinciales definirá la nueva composición de la Cámara de Diputados.
La interpretación de las elecciones dará un panorama tanto a oficialismo como oposición de dónde están parados.
Más allá de sesudos análisis, los semblantes, los gestos y el clima en los bunkers, a la hora de los escrutinios, serán elocuentes. Los inversores, ahorristas y financistas, cuando se abran los mercados el lunes, reaccionarán a tono con los resultados y acorde a las reacciones de los ganadores y perdedores.
El país llega a estas elecciones en una situación crítica y con alta incertidumbre. El veredicto del soberano deberá ser escuchado para que tomen nota los funcionarios que gobiernan, al igual que los dirigentes de la oposición. Unos gobernando y otros dando una mano, sin estar pendientes de las presidenciales, para lo que faltan dos largos años que nos encuentran a mitad del río.