Análisis y opinión

El retorno de Paco Pérez, el gobernador que no creía en el "mendocinismo"

Tras cinco años de ostracismo, el ex gobernador Paco Pérez, atenuada la amonestación social que le impusieron los mendocinos, ha retornado como integrante ad honorem del Consejo Económico y Social

¿Escribir sobre Paco Pérez?Humm, da cosa. Genera recuerdos...digamos no buenos. Después de cinco años de estar guardado, un retiro que habla bien de él, quien fuera el último de los gobernadores peronistas de Mendoza ha reaparecido como integrante del Consejo Económico y Social dentro del rubro de los ex gobernadores. Un radical, Rodolfo Suarez, lo ha sacado del ostracismo al hacerle el convite.

Pérez porta una característica que no suele comentarse: fue el gobernador menos parecido a un mendocino típico, por lo menos de los que juraron desde el retorno de la democracia en 1983. ¿Cómo no rememorar que él no creyera en el "mendocinismo"? Estaba convencido de que esa apreciación conllevaba "mucho de cinismo y poco de mendo".

Nacido en Jujuy hace 53 años como Francisco Humberto Pérez, prácticamente ha perdido los dos nombres y ha dejado asociado su apellido al apodo Paco. En Santa Fe se recibió de abogado y luego se instaló en San Martín, Mendoza, donde hizo pareja, tuvo hijos y ejerció su profesión antes de que el gobernador Celso Jaque, otro que bien baila, lo eyectara a la vidriera política como su ministro de Infraestructura.

Es hijo de un dentista peronista que fue intendente en el municipio jujeño de San Pedro. Algunos han creído ver en esa jujeñidad sus contrariedades con el mendocinismo.

Y otra cosa: en su recorrido político fue un hombre audaz. Le gustaba darse chapa. Una vez le aseguró al periodista Andrés Gabrielli que era lector del filósofo polaco Zygmunt Bauman, autor del libro "La modernidad líquida" sobre la fluidez de las relaciones que no permiten asirse a nada. ¿Profético?

El dolor de ya no ser

En esta reaparición en público Paco Pérez remarcó que está "orgulloso de haber sido gobernador de Mendoza". Mucha ciudadanía bien educada podría decirle "nosotros no compartimos ese orgullo", pero se callan porque creen que la condena social contra él ha sido republicana y severa. Y no es de bien nacido no dar otra oportunidad.

Y si bien admite que tuvo "errores y defectos", también cree ser portador de "muchos aciertos". Dejó el gobierno en 2015 con uno de los índices de aprobación más bajos que se recuerde. Y a la Provincia llena de problemas financieros. Y de desprestigio por su afán de quedar pegado con el kirchnerismo.

Si hubiera estudiado mejor al mendocinismo sabría que la genuflexión ante la Casa Rosada es algo que el mendocino tipo detesta al igual que el oposicionismo a la bartola. Paco Pérez aceptó que desde Olivos se digitaran hasta los nombres de los candidatos que debían ir en las listas del peronismo mendocino. Y sin embargo Cristina lo ninguneaba sin asco a Pérez.

El regalito que dejó

Al concluir su mandato dejó atrasos en el pago de sueldos, cortes en la cadena de pagos a los proveedores, un parate en las obras públicas y un sinnúmero de problemas de gestión, muchos de ellos motivados por haber puesto a la Provincia bajo los dictados de Cristina Kirchner. Y, en otros casos, a merced de los gremios estatales que cogobernaron con él.

Pérez niega que con esta reaparición pretenda cargos o puestos electivos en el peronismo. "Ya no protagonizo la política", asegura. Dice que a los cargos les cerró la puerta el último día que fue gobernador e insistió que esto es fruto de una decisión "personal y familiar". Pero cree, en cambio, que puede hacer aportes sobre su experiencia de gestión. "En ese sentido, donde me necesiten ahí estaré".

Estamos tentados de decirle "muchas gracias Pérez, pero no hace falta que se moleste". Sin embargo optaremos por un compasivo y sano silencio.