Cuando hace unos años Joaquín Phoenix protagonizó "Her", una película que explora las posibilidades de relación de una persona con la Inteligencia Artificial, IA, y las posibilidades de generar sentimientos, se movía, claramente, en el terreno de la ciencia ficción.

Hoy, en el 2023, los chats inteligentes como el GPT se volvieron un alter ego omnisciente a quién consultar sobre el tema que fuere, con capacidad de aprendizaje y adaptación. Van con nosotros a todas partes y son una de las primeras fuentes de consulta. Sin cuestionamientos ni preámbulos, el oráculo contemporáneo no se aloja más en la isla de Delfos, en Grecia, sino que está ubicado dentro de nuestros propios celulares y podemos pedirle respuestas a medida sin necesidad de sacrificios heróicos.

El futuro llegó hace rato y aunque no vivimos en edificios que levitan ni viajamos, al estilo de los Supersónicos, en autos voladores o vacacionamos en el espacio exterior, la interacción con dispositivos de IA está naturalizada y a la orden del día. Y los debates en torno a sus pros y contras, se han abierto.

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En el 2023, los chats de Inteligencia Artificial como el GPT, se volvieron un alter ego omnisciente a quién consultar sobre cualquier tema.

En el 2023, los chats de Inteligencia Artificial como el GPT, se volvieron un alter ego omnisciente a quién consultar sobre cualquier tema.

Entre sus ventajas, los expertos señalan la agilización en automatización de procesos, la precisión en la ejecución de tareas rutinarias, la agilización en los tiempos de procesamiento de datos y el impulso a la productividad. Entre las desventajas, se destacan su elevado costo, la falta de personal calificado y los tiempos de implementación. Sin embargo, algunas de estas ventajas pueden volverse amenazantes cuando vislumbramos que estos sistemas dejarán a mucha gente sin empleo o que carecen de perspectiva moral.

¿Dulce o truco?

Esta semana una encuesta del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires movió el avispero y avivó la polémica en torno a la incorporación de la IA en el sistema educativo.

Nueve de cada diez docentes de los 1.860 encuestados tanto en escuelas públicas cuanto privadas, primarias y secundarias, afirma que se dan cuenta si sus alumnos "los engañan" haciendo la tarea mediante el chat GPT. Y pese a que más del 90% considera que afecta la práctica educativa, la mitad cree que la afecta de modo positivo y la otra mitad, de modo negativo. Entre los detractores se señala que el uso de esta IA no fomenta el pensamiento crítico ni el esfuerzo.

Mientras que entre sus admiradores, se resalta cómo promueve la creatividad y las habilidades generales más allá de la incorporación de contenidos específicos. El desconcierto es total.

Sin embargo, esta herramienta de IA llegó para quedarse y ya está modificando los modos cotidianos de enseñanza y aprendizaje. Por lo cual, es necesario, más que temerle o creerlo una herramienta de engaño, conocerlo y desarrollar herramientas para incorporarlos de modo coherente al sistema educativo.

¿Ya entrenaste a tu chat hoy?

Los chats tipo GPT pueden y según los expertos, deben, ser entrenados. Son sistemas que funcionan utilizando una red neuronal artificial para procesar textos y tienen capacidad de "aprendizaje" a partir de la interacción con seres humanos que los guían y corrigen.

En particular, la IA aplicada a la educación permite mejorar y personalizar experiencias de enseñanza y aprendizaje y tener, por ejemplo, un chatbot disponible 24 por siete para evacuar dudas. No obstante, la IA aplicada a la educación conlleva el riesgo de profundizar ciertos prejuicios ya existentes en los ámbitos educativos y no garantiza la seguridad de los datos de los estudiantes.

Por lo general, no se duda de la imparcialidad de las respuestas de la IA, como si existiera un conocimiento plenamente objetivo e impoluto. Sin embargo, hay experimentos que han puesto a prueba los chats tipo GPT y muestran sesgos ideológicos generados por su programación.

Yin yang

Entonces, si a partir del acceso masivo a internet uno de los desafíos de la educación dejó de ser la búsqueda de información y pasó a estar a un click de distancia. Hoy, ante la irrupción de los chats inteligentes tipo GPT, las respuestas, aquellas que históricamente se enseñaban y memorizaban, dejaron de ser el quid de la cuestión. Hoy, la clave de la educación es la capacidad de preguntar. De formular las preguntas adecuadas:

¿Cómo incorporar los chats inteligentes a los procesos educativos? ¿Cómo incorporarlos a la dinámica educativa de manera conducente? ¿Cómo enseñar a preguntar más que a responder?

El camino no es ni de la negación de la importancia de la IA ni del endiosamiento de la última tecnología. El desafío es, precisamente, desarrollar los procesos de enseñanza y aprendizaje en base al armado de preguntas significativas que impliquen teorías aplicadas y experiencias prácticas o trabajos de campo que nos guíen.

María José Nacci. Doctora en Ciencias Sociales, UBA.

Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Kennedy