Análisis y opinión

Daniel Orozco se quedó sin el pan, sin la torta, y en estado de shock

Desde que pegó el portazo en Cambia Mendoza para irse con Omar De Marchi, la vida política de Daniel Orozco, otrora apacible médico de pueblo, fue una calesita de problemas

El médico Daniel Orozco, intendente de Las Heras y "radical de toda la vida", era un promisorio personaje de la política local cuando, ardido de bronca, decidió en mayo de este año abandonar Cambia Mendoza para seguir a Omar De Marchi. Hoy, hasta él se debe estar preguntando si no la pifió en sobrevalorar su pinet dirigencial.

¿Habrá reparado que el golpe que infringió a Alfredo Cornejo se le podía volver en contra?. Quizás supuso que detrás de él iban a encolumnarse de manera natural todos los funcionarios y la mayor parte de los votantes lasherinos de Cambia Mendoza. Es evidente que no llegó a flautista de Hamelin con su poder de encantamiento.

El domingo pasado una mayoría de votantes le hizo saber que había metido la pata. Los lasherinos, en particular, dejaron fuera de juego al candidato a intendente de Orozco, Martín Bustos; y los votantes del resto de la provincia no le aportaron a La Unión Mendocina (que lo tenía a Orozco como candidato a vicegobernador) los sufragios necesarios para ganarle a Cornejo. Todo fue pérdida. Sin el pan y sin la torta.

En su momento el propio Orozco dijo que fue el radicalismo el que le soltó la mano, el que lo trató mal e hizo que se sintiera excluido. Aseguró que nunca lo dejaron ser parte de la mesa chica de Cambia Mendoza que manejaban Cornejo y Rodolfo Suarez y de la que participaban los jefes comunales de Guaymallén, Godoy Cruz y Capital. "A mi no me incorporaron", se quejó tras hacer rancho aparte con De Marchi, quien le ofreció el oro y el moro, empezando por la candidatura a vicegobernador.

Daniel Orozco Omar De Marchi.jpg
Daniel Orozco y Omar De Marchi, cuando atravesaban buenos tiempos.

Daniel Orozco y Omar De Marchi, cuando atravesaban buenos tiempos.

Previamente, en febrero pasado, Orozco se había bajado de su precandidatura a gobernador por Cambia Mendoza para cuadrarse ante la postulación de Alfredo Cornejo, de quien pretendía no sólo ser su vicegobernador sino que la UCR le avalara que Janina Ortiz, su novia y hoy esposa, fuera su sucesora en la intendencia.

Cuando Orozco negoció su pase al demarchismo, una de las prendas de cambio fue que Janina Ortiz fuera candidata a diputada provincial por La Unión Mendocina en un lugar entrable. A la postre, fue la única que ganó: ya es legisladora electa.

El más perjudicado

Desde que pegó el portazo en Cambia Mendoza la vida política del otrora apacible médico de pueblo fue una calesita de problemas. El municipio ardió. El enojo de sus funcionarios más consustanciados con la UCR fue evidente. Los dubitativos que no se fueron de motu proprio fueron echados. Hubo pedidos de renuncias, gritos, desafíos, grabaciones clandestinas, violencia, cooperativas truchas que recibían dinero canuto del municipio y una serie de cosas raras que, al parecer, estaban tapiadas y que a raíz del temblor salieron a la luz. ¿El municipio se volvió turbio de repente?

Antes de que Orozco se eyectara de Cambia Mendoza, Cornejo había dicho que el lasherino era el intendente más exitoso que había tenido esa comuna desde el retorno a la democracia. Aún se debe estar lamentando de la frase.

El domingo pasado el lujanino Omar De Marchi, líder de La Unión Mendocina, perdió la carrera a gobernador por 10 puntos ante Cornejo. El más perjudicado por ese resultado fue sin duda Orozco. Al modesto reino que éste había armado desde 2015 en representación de la UCR se lo llevó el viento. En cambio De Marchi consolidó su proyección en la Legislatura: con su 29,50% de los votos, instauró a La Unión Mendocina como el segundo partido de la provincia, en tanto que él quedó como el principal referente de la oposición.

Incentivado y apalancado por dirigentes como Víctor Fayad y Julio Cobos, Orozco logró en diciembre de 2015 derrotar al peronismo de Carlos Ciurca, hazaña que repitió en 2019. El médico se fue convenciendo de a poco que hacer política podía ser más apasionante de lo que él creía y que tener poder de decidir era algo adictivo.

dANIEL oROZCO.jpg
La última aparición pública de Daniel Orozco fue el día de la votación en la mañana. Después desapareció de la escena pública.

La última aparición pública de Daniel Orozco fue el día de la votación en la mañana. Después desapareció de la escena pública.

Serie de dos temporadas

Su primera gestión lo mostró como un intendente ubicuo, campechano, abrazador de viejos y de niños, empeñado en ordenar el departamento y en demostrar que el radicalismo sabía gobernar y que Las Heras ya no era la capital provincial del peronismo.

Pero hacia el final del primer mandato, cuando ya se había familiarizado con lo bueno y lo malo de la política, Orozco empezó a actuar de otra manera. Se le abrió un mundo porque las encuestas lo favorecían ampliamente para una segunda gestión. Se convenció de que esa reelección municipal debía ser el inicio de la carrera para la gobernación. No era, sin embargo, algo que convenciera ni a Cornejo ni a Suarez.

Los vapores del poder lo envanecieron. Este médico clínico especializado en gerontología comenzó a creer que él era más avispado de lo que muchos opinaban. Hizo de las reuniones masivas y de los festejos un modus operandi. El enorme ámbito del estadio Polimeni fue una extensión de la sede municipal. Allí se dejó arropar por los abrazos de quienes lo vivaban.

A medida que avanzaba su segundo mandato -que ganó con amplitud- comenzaron a trascender versiones que ya no hablaban de aquel bonachón médico que jugaba a las bochas con los jubilados y que había propiciado campañas para que los lasherinos recuperaran el amor propio. Hablaban de un hombre que había adquirido una desatada audacia.

Galo Limón y Daniel Orozco.jpg
El supuesto experto en imagen política, el mexicano Galo Limón, junto al intendente de Las Heras, Daniel Orozco.

El supuesto experto en imagen política, el mexicano Galo Limón, junto al intendente de Las Heras, Daniel Orozco.

A pesar de que en 2022 en la UCR intentaron frenar las tempranas precandidaturas a gobernador para no opacar la gestión de Rodolfo Suarez, el intendente Orozco se desmarcó y lanzó al ruedo la suya. Y aclaró que solamente la bajaría si Cornejo -aún indeciso- optaba por volver a postularse para el Barrio Cívico.

Al auge festivo del Polimeni se agregaron otros sitios como el salón de fiestas Palatium, donde Orozo se prodigó en cenas y saraos en los que presentaba su proyecto a organizaciones vecinales, entes empresariales, docentes y ante quien pasara por ahí. Siempre acompañado de Janina Ortiz, que adquirió un poder desusado en la comuna. A Orozco sólo le faltó decir: Ortiz soy yo.

Fue la época en que incluso tuvo su propio Durán Barba, un supuesto experto en imagen política, mexicano, cuyo nombre ya generaba sospechas: Galo Limón. Este señor con resonancias cítricas lo alentó a Orozco para que reuniera en un libro su ideario político, texto que fue presentado en uno de los cines del Tadicor lasherino, que estuvo repleto de funcionarios radicales. En esa ocasión fue que Cornejo catalogó a Orozco como el intendente "más exitoso" que ha tenido Las Heras.

Todas esas efusiones han decantado. Todas las audacias se han sofrenado. Los actos del Polimeni se han acallado. Palatium debe extrañarlo. Orozco, a quien todavía le quedan dos meses y medio de gobierno municipal, se recupera del estado de shock.

Por lo pronto se ha tomado una licencia en el municipio, junto a su mujer, también funcionaria. El domingo pasado, tras el conteo de los votos, Orozco ni apareció en el acto de La Unión Mendocina donde los demarchistas celebraron el segundo puesto y el haber quedado como el principal partido opositor. En el recoleto entorno privado del intendente elaboran el duelo.