Análisis y opinión

Cecilia Nicolini no conoce el tango "Quemá esas cartas"

Cecilia Nicolini ha sido la figura de la semana política. No es ministra ni secretaria de Estado. Es sólo asesora presidencial. Pero ha llegado al estrellato por una carta

"Quemá esas cartas/ no guardes memorias/ que nunca conviene/ que sepa la historia". Esos versos de advertencia que proponía un clásico tango de Manuel Romero, de 1928, deben ser desconocidos por la joven asesora presidencial Cecilia Nicolini, quien se convirtió en la inesperada figura de la semana.

Nicolini fue quien envió al gobierno de Rusia la ahora famosa y estridente carta donde se permitió una durísima crítica a la administración de Vladimir Putin por incumplir los compromisos acordados con el Gobierno de la Argentina para la entrega de vacunas contra el Covid 19 y por dejar a millones de personas de nuestro país sin las segundas dosis de la vacuna Sputnik V.

Por el inusual tono de su misiva, y siendo que Nicolini sólo es una asesora del Presidente y no una ministra, la difusión de la carta ha removido el avispero político del Gobierno de Alberto Fernández. ¿Se mandó sola? ¿Por qué el reclamo no lo hizo la ministra de Salud Carla Vizzotti o el canciller Felipe Solá? ¿Tuvo el visto bueno del Jefe de Estado? Esas fueron sólo algunas de las preguntas que se amontonaron.

Todo presupone que el crítico documento era reservado. No obstante cuando saltó a la prensa fue la propia asesora presidencial la que admitió su veracidad, aunque explicó que era parte de un ida y vuelta de "documentos técnicos" y no una amenaza de hacer caer el contrato con Moscú.

Brete y frase

Lo concreto es que la carta ha puesto en un brete al Gobierno que hasta ahora no se había animado formal y públicamente a tal nivel de reclamo confrontativo y menos con un país como Rusia, que en el ideario geopolítico de la actual administración es un aliado estratégico, al igual que China.

La propia vicepresidenta Cristina Kirchner había dicho hace poco tiempo: ¿"quién iba a decir que las vacunas serían de Rusia y China"?, lo que traducido fue leído como ¿vieron que no tenemos que esperar todo de EE.UU. ni de Europa para curarnos?

Entre las frases que más han impactado en la carta de Nicolini se destaca aquella que les dice a los funcionarios rusos: "A estas alturas todo el contrato está en riesgo de ser públicamente cancelado. Nosotros respondimos siempre haciendo todo lo posible para que la Sputnik V fuera el mayor éxito, pero ustedes nos están dejando con muy pocas opciones para continuar peleando por ustedes y por este proyecto".

La oposición de Juntos por el Cambio (JxC) ha creído ver que éste y otros conceptos de Nicolini develan una tramoya que ratifica que hubo una predisposición ideológica para gestionar la llegada de vacunas en lugar de sensatez pragmática. Una versión recauchutada de las "relaciones carnales" que Carlos Menem se jactaba de mantener, por derecha, con los Estados Unidos, y que ahora están encaminadas hacia el izquierdismo de China y Rusia.

Plazo vencido

Lo concreto es que la carta de Nicolini completa el panorama de inconvenientes que ya hubo por las idas y vueltas con los laboratorios occidentales de AstraZeneca y Pfizer, y que le significaron al Gobierno no sólo cortocircuitos legales y políticos sino la sonora renuncia del ministro de Salud, Ginés González García, por el vacunatorio vip.

Todo ello ha demorado el plan de vacunación contra el Covid 19 en la Argentina, donde más de seis millones y medio de personas mayores de 60 años están esperando la segunda dosis de la Sputnik V. De ese total, más de tres millones tienen vencido el plazo para recibir ese complemento que les falta, que es distinto a la primera dosis.

El gobierno ruso ha admitido la demora en las entregas y las ha justificado en que se ha priorizado la vacunación de sus propios ciudadanos (que se habían mostrado bastante reticentes a inmunizarse), pero ha asegurado que se cumplirán los compromisos internacionales.

Como para empiojar la situación, el gobierno izquierdista de Bolivia daba a conocer, al mismo tiempo que pasaba lo de Nicolini, haber recibido la promesa de Rusia de que ese país del altiplano figuraba como prioridad para entregarle segundas dosis de la Sputnik V

Versión oficial

Con el remezón ya instalado, el presidente Alberto Fernández asumió la responsabilidad política por la carta de Nicolini, y dijo que el mail contaba con todo su respaldo y que él siempre estuvo en conocimiento del tema. Calificó además de "insólito" que se hubiese armado tal revuelo "por haber reclamado lo que nos corresponde''. ¿Qúé querían? ¿que no hiciéramos el reclamo?", remarcó.

El mandatario desmintió el punto más transitado por sus críticos: "Nada de esto significa que tengamos una dependencia geopolítica con Rusia. Yo quiero que me manden las vacunas para poder completar el plan de vacunación".

Los periodistas acreditados en la Casa Rosada dieron cuenta del malestar que existía por la filtración de la carta y contaron que ya había por lo menos tres funcionarios sospechados de la infidencia que llegó a manos del periodista Carlos Pagni, de La Nación, un texto cuya veracidad fue aceptado de inmediato por la propia Nicolini.

La señora

El ex vicecanciller argentino Andrés Cisneros ha cuestionado el "amateurismo de esta señora Nicolini que parece haber hecho un reclamo familiar, amistoso, a los rusos, como diciendo flaco, somos del mismo palo, ponete las pilas. Y las cosas en las relaciones exteriores de un país no funcionan así".

Nicolini y el presidente Fernández se conocieron en 2019. Los presentó el operador chileno Marco Antonio Ominami. Ella vivía y trabajaba en Estados Unidos tras varios años de estancia en España. "Quiero que seas mi asesora" le dijo Alberto ya como presidente electo. Ella no dudó. Hizo sus valijas y aterrizó en Argentina. Tiene un hijo. Con Ominami había trabajado en la coordinación del Grupo de Puebla.

Dicen algunos en el Gobierno que su currículum no es inflado, que habla inglés a la perfección y que no está contaminada aún por la política. Otros creen verla como una mujer de gran ambición que tiene muy claro lo que busca. Ella se define como politóloga y feminista. Al principio, no encontraba su lugar como asesora presidencial, pero apenas apareció la pandemia se dio cuenta de que eso era un nicho inexplorado para lucirse. Y no lo desaprovechó.

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