Análisis y opinión

Anabel Fernández Sagasti cree que aún manda y, fresca, busca bajar línea otra vez

Bajo la férula de Anabel Fernández Sagasti el peronismo de Mendoza perdió personalidad provincial y terminó como una franquicia del Instituto Patria

Es llamativo ver a la senadora nacional kirchnerista Anabel Fernández Sagasti cuestionar "el pobre rol de la oposición en Mendoza" ante la segunda gobernación de Alfredo Cornejo.

Sagasti no se refiere a La Unión Mendocina ni a los Verdes, sino a su propio partido, el PJ, o mejor dicho a lo que queda de la versión kirchnerista del peronismo mendocino que ella presidió durante varios años y bajo cuyo mandato partidario no ganó ninguna elección en el orden provincial.

La senadora ha cuestionado a ciertos dirigentes peronistas de esta provincia, en particular al intendente de Maipú, Matías Stevanato, por ventilar algunas posiciones autocríticas "a través de los medios", como si la prensa no fuera uno de los foros que prevé la Constitución nacional para que, en democracia, se debatan temas de la vida política.

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La senadora nacional kirchnerista Anabel Fernández Sagasti.

La senadora nacional kirchnerista Anabel Fernández Sagasti.

Por su formación política, Fernández Sagasti cree que todo se debe manejar con los códigos de las capillas kirchneristas y de los "conventos" camporistas, donde la decisión sobre qué se debe decir o qué se debe callar es prerrogativa de un grupúsculo de supuestos esclarecidos. Claro, en esa visión el resto de la militancia debe ser sólo comparsa.

El golondrino

Para los kirchneristas, en caso de surgir un atisbo de autocrítica, se debe hacer con sordina y entre cuatro paredes, porque sólo pueden entenderla los de la cofradía.

Por eso Sagasti no puede aceptar que un intendente -en este caso Matías Stevanato- haya dicho en 7D por Canal 7 que hay dirigentes que "aún no logran entender que el PJ perdió ocho a cero" en el último partido electoral y que "encima le quieren echar la culpa a la tribuna".

Es un verdadero intríngulis, por ahora, desentrañar qué versión del peronismo mendocino empezará a predominar en el futuro cercano. No hay en el horizonte muestras claras de nuevos liderazgos, lo cual es aprovechado por dirigentes que no les fue bien, pero que siguen atornillados a los mandatos del Instituto Patria.

Lo del intendente Stevanato es por ahora lo de un golondrino solitario. No alcanza para hacer verano, pero puede ser el germen para que otros se animen en la provincia a abrir la boca y a generar la levadura que ayude a leudar al peronismo, hoy convertido en un mazacote sin volumen. ni sabor.

En el orden nacional no hay luces renovadoras en el PJ ni se sugieren aún alternativas potentes. Los K están opacados y despreciados, pero ¿quien les hace sombra hoy en el partido?. Lo que hay son todavía esbozos. Así como Javier Milei dice sentirse "asqueado" al verse obligado al ejercicio democrático de la negociación, al kirchnerismo duro le pasa igual. No les vengan con tanto debate porque ellos son gente verticalista.

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Matías Stevanato dijo en 7D por Canal 7 que hay dirigentes que

Matías Stevanato dijo en 7D por Canal 7 que hay dirigentes que "aún no logran entender que el PJ perdió ocho a cero" en el último partido electoral.

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Salvar al partido

Bajo la férula de Fernández Sagasti el peronismo de Mendoza perdió personalidad provincial y poder federal y terminó siendo sólo una franquicia del Instituto Patria de Cristina Kirchner. Sin embargo, fresca, la senadora nacional por Mendoza, busca volver a bajar línea.

Ella cree que todavía manda (y, guste o no, algo de razón tiene) porque son escasos los que se han animado a hablar para salvar al partido del actual estado agónico al que lo llevó el kirchnerismo. Y para poner en evidencia cómo el kirchnerismo desdibujó y le bajó el precio al peronismo local.

El kirchnerismo sofocó las particularidades que supo tener aquel peronismo mendocino al que le gustaba lucir su carácter. Junto con el de Córdoba, el PJ local estuvo entre las principales versiones regionales de ese movimiento.

Sagasti ha cuestionado al gobernador Cornejo por aliarse con Javier Milei "sin obtener a cambio beneficios para Mendoza". Magnífica evidencia de que los humanos tendemos a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro. Veamos.

"La Anabel"

La legisladora que nos ocupa fue primero diputada nacional (antes no había tenido cargos políticos, ni siquiera de concejala) y posteriormente senadora nacional porque lo dispuso Cristina Kirchner al colocarla al tope de las listas.

En ambos puestos fue presentada siempre como "la mano derecha de Cristina". Y, efectivamente, eso es lo que ha sido. Sirvió a su jefa política con una devoción que no replicó para su provincia. Por algo los votantes locales, sin hacer alharacas, dinamitaron sus intentos de llegar a la gobernación de Mendoza en 2019, ocasión en que el radical Rodolfo Suarez le ganó por 15 puntos

Sin ser un cuadro brillante, no puede negársele a "la Anabel" ser una mujer metódica y dedicada. Empero, siguiendo la lógica de la propia Sagasti podríamos decir que ella se alió a Cristina "sin obtener beneficios para Mendoza". Por eso, ahí anda, como su jefa política, queriendo volver a tener influencia en una época en que la suerte se ha vuelto grela.