Luego los vecinos comenzaron a llegar a socorrer a la niña, también la policía lo hizo. Minutos más tarde llegó el padre de la menor pero cuando le explicaron cómo había sucedo el accidente, no sólo perdonó al conductor también lo consoló abrazándolo.
El padre le dijo al conductor que no se sintiera mal que él no tuvo la impericia ni la intencionalidad de atropellar a su hija, que fue un verdadero accidente. Lo último que le dijo es que rece por su hija para que se recupere.
La Policía determinó que el hombre no conducía borracho ni tampoco lo hacía a gran velocidad. Para que no quedaran dudas las autoridades le realizaron el test de alcoholemia y arrojó negativo. Sorpresivamente la niña se salió a la calle y el conductor no tuvo tiempo ni margen para esquivarla.
El resultado del impacto fue una pierna rota, la cadera lesionada y la pérdida de algunos dientes. Tal es así que actualmente le dieron el alta del hospital y continúa ganando fuerzas en sus casa, junto a su mamá y su hermanito.