Además, afirmó: "Los llamados de inversores muy enojados fueron difíciles de soportar. Traté de buscar soluciones y darles esperanza, pero era muy doloroso". Y admitió que "quizás debería haber reconocido las dolorosas pérdidas desde un primer momento y simplemente aceptarlo".
La investigación judicial halló que Price compró el boleto de ferry correspondiente al día de su "muerte" y las cámaras de seguridad lo mostraron subiendo al barco. Ese fue su último rastro.
El hombre trabajaba en Montgomery Bank & Trust en la ciudad de Ailey (Georgia), y se valió de su alto puesto ejecutivo para vaciar dos fondos de inversores, además de falsear balances mientras se llevaba otro dinero del banco.
La Justicia confiscó todos sus bienes, con excepción de una lancha, que nunca pudo ser recuperada. Creía que se había salido con la suya y no se mudó de Estado ni cambió su nombre.
La mentira se derrumbó cuando un control de rutina de la Policía halló que su auto tenía vidrios polarizados no autorizados. Fue demorado en una comisaría, y para sorpresa de todos, al revisar sus datos saltó enseguida que era el ladrón de U$S 21 millones.
FUENTE: MinutoUno