Los defensores de Caño Cristales, el río colombiano que reclama para sí el título mencionado, pueden estar tranquilos. Al menos por un tiempo más.

Suspenden explotación petrolera que amenazaba al "río más bonito del mundo"

Por UNO

A través de su cuenta de Twitter el presidente Juan Manuel Santos anunció la suspensión temporal de una licencia de exploración petrolera que muchos sentían amenazaba al también llamado "río de los cinco colores".

Aunque la última palabra la tendrá la tendrá la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), la misma que ya le había dado luz verde a la petrolera estadounidense Hupecol.

¿Va a terminar dañado por la industria petrolera Caño Cristales, el "río más bonito del mundo"?

"Con @GabrielVallejoL decidimos suspensión de Res 286 hasta que se garantice protección medioambiental de Caño Cristales y área de influencia", trinó Santos en la madrugada de este viernes.

La amenaza a Caño Cristales por una decisión favorable a una empresa petrolera provocó indignación en Colombia.

Poco antes, el citado ministro del Ambiente, Gabriel Vallejo, ya había utilizado la misma vía para dar más detalles.

"Solicité a ANLA evalúe licencia Serranía con fines de suspensión revocación o decaimiento teniendo en cuenta Plan de Manejo de Cormacarena", escribió.

Presión pública

Fernando Iregui, director de la ANLA, aseguró que Caño Cristales no se vería afectado.

Como explicó en su momento el corresponsal de BBC Mundo en Colombia, Natalio Cosoy, la ANLA le había concedido la licencia exploratoria a Hupecol luego de que la compañía presentara un estudio de impacto ambiental valorado en unos 3.000 millones de pesos (US$1 millón).

Y el titular de la agencia, Fernando Iregui, le dijo a BBC Mundo que el riesgo para Caño Cristales era "cero", pues el curso de agua se encuentra a 68 kilómetros en línea recta del punto más cercano del área asignada a Hupecol y no incluye ríos que lo alimenten, sino al revés.

No todos, sin embargo, están de acuerdo con la primera valoración de ANLA.

Pero habrá que ver si nueva evidencia, o la presión pública, llevan a la agencia ambiental a cambiar de opinión.