La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, denunció el viernes ante la comunidad internacional reunida en la ONU el "grave momento" que vive su país y aseguró que el pueblo "sabrá impedir cualquier retroceso" democrático, en referencia al proceso de destitución que está a punto de sacarla del poder. Rousseff, que no hizo mención alguna a un "golpe de Estado" durante un discurso en Nueva York en la ceremonia de firma del acuerdo sobre cambio climático, agradeció además a "todos los líderes" que la manifestaron su "solidaridad" por su situación.