El príncipe Harry estuvo un tiempo alejado de la familia real británica, incluso dispuesto a renunciar a continuar como miembro de la familia real, pero intervino su abuela, la reina Elizabeth II.
La vida no fue fácil para Harry desde que su madre, Lady Diana, murió, él era todavía un niño; fue un adolescente muy rebelde, una juventud con toda clase de excesos y adicciones, y él mismo confesó en el diario The Mail on Sunday, que estuvo a punto de renunciar a seguir siendo miembro de la familia real británica.
Según relató Harry, su abuela, la reina Elizabeth II fue quien habló con él y lo hizo entrar en razón: "Por respeto a ella regresé a la firma", como él le llama a su familia.
La renuncia de Harry a la realeza incluía, además, que el colorado quedase sin la herencia que le correspondía.