La mujer de 49 años era profesora de piano y llevaba 21 años de casada con Lawrence. Jones, su prima, confesó a The Post que “Lydia nunca ha creído realmente en las vacunas. Ella creía que podía manejar todo por sí misma, que realmente no se necesitaba la medicina”. El marido de Lydia, que compartía sus creencias antivacunas, también se negó a vacunarse. Tres de sus cuatro hijos son elegibles pero aún no han recibido la vacuna, dijo Jones.
Al volver del campamento religioso al que había acudido ella y sus cuatro hijos todos dieron positivo en el hisopado, incluido Lawrence. Habían decidido ocultar la información hasta que el hombre tuvo que ser internado el 12 de julio por falta de aire. A la par ella también era internada dejando a sus cuatro hijos solos y aislados en la casa. Solo el más pequeño presentó síntomas leves, mientras que los otros 3 fueron asintomáticos.
El 2 de agosto murió Lawrence y el estado de Lidya era muy preocupante ya que dependía de una máscara de oxígeno. Mientras en su casa los niños eran cuidados por familiar es y le enviaban videos a su madre. “Estamos rezando por ti y cuidando de los niños”, cuenta Jones que le dijo a su prima durante sus últimos días. El personal del hospital llamó a la familia el 16 de agosto para informar de que Rodríguez había muerto.
La familia ha transmitido sus últimos deseos sobre la vacuna a los gemelos de 18 años de la pareja, dijo Jones. El plan es programar una cita para la hija de 11 años tan pronto como sea apta, y se espera que el hijo de la pareja, de 16 años, reciba la vacuna pronto.
La familia ha creado una recaudación de fondos en línea para ayudar a los niños Rodríguez mientras los tribunales resuelven quién se convertirá en el tutor de los menores.