La NASA confirmó que perdió contacto con la sonda MAVEN, un orbitador marciano que durante más de una década aportó información decisiva sobre la evolución climática de Marte. La interrupción se registró el 6 de diciembre, luego de que la nave pasara detrás del planeta en una maniobra prevista dentro de su órbita.
Sin embargo, al recuperar la línea de visión con la Tierra, no emitió ninguna señal.
La interrupción ocurrió el 6 de diciembre y hasta el momento no hay señales de la nave, fundamental para estudiar la atmósfera marciana y retransmitir datos de los rovers. La agencia espacial investiga la causa del silencio.
Antes del incidente, todos los sistemas funcionaban de manera normal y la telemetría no mostraba anomalías, lo que aumenta la incertidumbre sobre el origen de la falla. Tres días después, la NASA informó que sus equipos “están investigando la anomalía para encontrar una solución” y continúan enviando comandos en busca de restablecer el vínculo.
El silencio preocupa por duplicado: además de su valor científico, MAVEN opera como un enlace de comunicaciones entre la superficie marciana y la Tierra, retransmitiendo información de los rovers Curiosity y Perseverance. Su ausencia puede retrasar el flujo de datos y obliga a depender de otros orbitadores.
Lanzada en 2013 y llegada a órbita marciana en 2014, MAVEN fue diseñada para investigar la atmósfera superior y la ionosfera del planeta rojo. Sus mediciones demostraron cómo el viento solar erosiona la atmósfera marciana, un proceso que ayudó a explicar la transición de un mundo húmedo y templado a un desierto helado.
El orbitador también detectó un inusual tipo de aurora de protones, mapeó vientos atmosféricos y reveló la existencia de una extensa “cola” magnética detrás del planeta. Todas estas contribuciones fueron esenciales para reconstruir la historia climática marciana y mejorar los modelos que comparan su evolución con la de la Tierra.
En los últimos meses, MAVEN volvió a estar en el centro de la atención al registrar datos del objeto interestelar 3I/ATLAS, una oportunidad extremadamente rara que solo ocurrió dos veces antes en la historia astronómica moderna.
Aunque su desempeño fue notable, MAVEN enfrentó incidentes previos. En 2014 debió apagar instrumentos tras un fallo temporal, y en 2022 entró en modo seguro por una falla en sus unidades de medición inercial. Una actualización de software permitió recuperarla, demostrando la complejidad del entorno marciano y la necesidad de maniobras de rescate.
El episodio actual reaviva esos antecedentes, con hipótesis que incluyen fallos en subsistemas, un posible ingreso en modo seguro no declarado o interferencias causadas por actividad solar. Sin indicios concretos, los equipos trabajan con múltiples estrategias de recuperación.
Más allá de sus logros científicos, MAVEN es un nodo central en la red de comunicaciones marcianas. Su antena UHF retransmite información esencial para los rovers activos y sus sensores proporcionan datos sobre radiación, partículas cargadas y condiciones ambientales que ayudarán a diseñar futuras misiones tripuladas.
Hasta ahora, el orbitador excedió con holgura su vida útil original, pero sus aportes siguen siendo irremplazables. La pérdida de contacto deja en suspenso mediciones clave para comprender cómo Marte perdió su atmósfera y cómo evolucionó su habitabilidad a lo largo de millones de años.
Por el momento, la NASA continúa aplicando protocolos de emergencia y monitoreando permanentemente las frecuencias de la nave. El desenlace definirá si MAVEN podrá retomar su histórica misión o si el 6 de diciembre marcará el final de una de las sondas más influyentes en la exploración marciana.
Fuente: infobae.com





