La situación es archiconocida y hay mártires que dejaron una huella que debe despertar sentimientos humanitarios en todos. Los migrantes de diversas partes del mundo arriesgan con desesperación sus vidas día a día para buscar un futuro mejor, para ellos y sus hijos. Hay gente como la alemana Carola Rackete, que puso manos a la obra y ahora ha sido encarcelada, solo por ayudar al prójimo. Por su acción, hoy Europa está dividida entre quienes critican su acción humanitaria, y quienes la defienden y piden su libertad.

Carola, junto a la organización Sea Watch pone proa en embarcaciones marítimas para rescatar a refugiados africanos que a duras penas tratan de llegar a Europa cruzando el Mar Mediterráneo, como si fuera la tierra prometida de los hebreos. Y hay dirigentes que hablan de "puertos cerrados" para refugiados, negándoles hasta la mínima ayuda humanitaria. Carola desoyó la orden de no entrar a puerto, para evitar la muerte de niños y adultos hambrientos y deshidratados. Ahora Rackete está presa en Italia, y la comunidad del mundo debe protestar.

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Al rescate de 40 africanos

La capitana Carola Rackete es miembro de Sea Watch International, una ONG alemana dedicada a realizar labores de rescate de migrantes en el Mediterráneo. El equipo, que navega en una embarcación de alta tecnología, recibió el aviso de que una improvisada lancha peligraba con 40 inmigrantes libios, y no dudó en ir a buscarlos.

Pero las intenciones humanitarias de la alemana Rackete y su tripulación chocaron hace unos días con un muro de incomprensión cuando el Sea-Watch 3 no tuvo más opción que atracar en costas italianas con los migrantes rescatados libios a bordo.

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Durante semanas, Carola había aguardado la resolución de los países de la Unión Europea (UE) para que sus náufragos entraran en condición de refugiados a alguno de los países que la componen, pero no obtuvo respuesta. Los mensajes de emergencia que emitió la capitana fueron tomados en cuenta hasta que sus intenciones de desembarcar en costas italianas fueron claras.

Puertos y corazones cerrados

Carola tomó la decisión y trasmitió un vídeo en redes sociales, asegurando que la situación era apremiante por cuestiones de atención, salud y seguridad de los 40 migrantes que el navío resguardaba. Sin embargo el desembarque no fue permitido por las autoridades italianas. El viceprimer ministro italiano —Matteo Salvini— anunció que implementaría la política de “puertos cerrados” como parte de la estricta línea de su gobierno respecto a migración.

Carola fue arrestada por las autoridades italianas acusada de inundar una lancha de vigilancia con valor de 50 mil euros y de invadir límites migratorios del puerto, y ahora arriesga hasta 15 años de prisión. 

Por su parte, Salvini mantuvo a los libios dentro del barco y aseveró que no entrarían a territorio italiano. Sólo bajarían si algún otro país de la UE se comprometía a tomarlos.

Finlandia, Francia, Portugal, Luxemburgo y Alemania se mostraron dispuestos a refugiar a los migrantes, pero la capitana Rackete sigue bajo arresto domiciliario en la isla de Lampedusa, Italia.

También desde los gobiernos de algunos países integrantes de la Comunidad Europea han protestado a sus pares italianos por la acción. Heiko Mass, ministro de Relaciones Exteriores de Alemania ya solicitó a Enzo Moavero Milanesi, ministro de Asuntos Exteriores de Italia, la apremiante liberación de la altruista capitana.

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También se han puesto en acción diversas entidades defensoras de los derechos humanos. Mediante las redes sociales crearon el hashtag #FreeCarola (#LiberenACarola). 

Quien es Carola Rackete

Este joven alemana nació en la ciudad de Preetz, Alemania. Tuvo educación universitaria en la Jade University of Applied Sciences (Licenciatura: 2007-2011), y Edge Hill University (Master: 2015-2016). Estudió conservación medioambiental y se embarcó en un rompehielos en el Ártico. Ha integrado asociaciones humanitarias y coservacionistas como Greenpeace y la British Antarctic Survey

El cambio de actividad lo explicó ella misma a un diario italiano: «Mi vida ha sido fácil, he podido frecuentar tres universidades, me gradué con 23 años. Soy blanca, alemana, nacida en un país rico y con el pasaporte correcto. Cuando me di cuenta, sentí la obligación moral de ayudar a quien no tenía las mismas oportunidades que yo», dijo en su autopresentación.