Las calles de la capital, Freetown, estaban desiertas el sábado salvo por los equipos de cuatro personas que iban casa por casa con paquetes que incluían jabón, tarjetas que explican los síntomas del ébola y pegatinas para marcar las viviendas visitadas; también llevaban la cuenta de los casos sospechosos.
Entre los voluntarios figuraba Idrissa Kargbo, un conocido maratonista que ha calificado en competencias en tres continentes pero cuyos entrenamientos y carrera deportiva se han visto obstaculizados a causa del brote.
Aunque la labor inicial de los trabajadores de salud se vio dificultada por la desconfianza, los habitantes de Freetown parecían el sábado agradecidos de que se les facilitara cualquier información, declaró Kargbo a The Associated Press.
"Todavía hay rechazo, pero ahora cuando se visita casi cualquier casa, quienes viven en el lugar dicen: 'Pasen, vengan y enséñennos lo que es necesario que hagamos para prevenir (la enfermedad)''', expresó Kargbo. "A nadie molesta nuestra presencia", agregó.
El gobierno de Sierra Leona tiene confianza en que la medida de que la gente permanezca en sus casas contribuya a revertir el brote de la enfermedad que, según la agencia de salud de las Naciones Unidas, tardará varios meses para que sea erradicada en el país.
En un discurso antes de que se impusieran las restricciones de movimiento, el presidente Ernest Bai Koroma había dicho que está en juego "la supervivencia y dignidad de todos y cada uno de los habitantes de Sierra Leona".
Fuente: AP.
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Así se veía este sábado la capital de Sierra Leona.
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Idrissa Kargbo, campeón nacional de maratón de Sierra Leona, es uno de los voluntarios.