El escritor nacido en Alessandria el 5 de enero de 1932, en el norte de Italia, falleció en su casa de Milán, consignaron hoy sus familiares según el periódico italiano La Repubblica; hecho que se replicaba sin descanso en las redes sociales de Twitter y Facebook, definidas por Eco como "la invasión de los idiotas" porque permitían "la opinión de los necios".Este Doctor Honoris Causa de 38 universidades alrededor del mundo y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades que se desempeñaba al frente de la cátedra de Semiótica de la Universidad de Bologna -donde puso en marcha la Escuela Superior de Estudios Humanísticos o 'Superescuela' que desde 2008 difunde la cultura internacional entre licenciados con alto nivel de conocimiento- es autor de una poderosa obra ensayística y de ficción atravesada por la filosofía tomista y sobrevolada por la cultura medieval."El nombre de la rosa" es el bestseller que lo lanzó a la fama mundial en 1980, novela donde el célebre Fray Guillermo de Baskerville debía esclarecer los crímenes cometidos en una abadía benedictina en el año 1327 ayudado por el novicio Adso de Melk, que ganó el Premio Strega en 1981 y el Medicis Extranjero en 1982 y en 1986 fue llevada al cine por Jean-Jacques Annaud y protagonizada por Sean Connery.Traducida a cerca de medio centenar de lenguas contó con más de 30 millones de copias vendidas; mientras que "El péndulo de Foucault" podía leerse como la crítica de "El código Da Vinci", dijo Eco, una historia de tres intelectuales que inventan un supuesto plan templario para dominar el mundo, publicada en Italia en 1988 e intempestivamente tildada por la Santa Sede como "bufonada", "charlatanería", "profanación" y "blasfemia".Para este experto en comunicación -autor de ensayos como "Apocalípticos e integrados"- toda expresión cultural debe situarse en su contexto histórico, como se ve en escritos caracterizados por análisis semióticos alejados de cualquier visión metafísica y en obras que han contribuido a difundir temas de estética y arte contemporáneo.Conceptos como signo, código, metáfora o símbolo fueron desarrollado en su famoso "Tratado de semiótica general"; mientras que en su última novela "El libro del año cero", retoma sus duras críticas sobre la crisis del periodismo, nacida a su entender en los años 50 a partir de la aparición de la televisión en los hogares."Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera", resumía este miembro del Foro de sabios de la Unesco que en sus últimos años alternó su quehacer académico literario con colaboraciones en distintos medios, conferencias y coloquios.