Aunque los arqueólogos creían que la estructura era parte de una muralla de una ciudad, trabajo reciente hecho por Ido Wachtel, estudiante de doctorado de la Universidad Hebrea de Jerusalén, indica que no hay ninguna ciudad debajo de la estructura y que éste en realidad es un monumento.
Un antiguo pueblo llamado Bet Yerah se encuentra a algunas horas caminando del lugar, por lo que se cree que el monumento podría marcar una frontera.
La estructura es de unos 150 metros de largo por 20 de ancho en su base, con una altura de 7 metros, por lo que Wachtel estima que tomó entre 35 mil y 50 mil días en construirla.
Para esto se habría requerido al menos el trabajo de 200 trabajadores por un espacio de cinco meses.
El nombre de Bet Yerah está asociado con el Dios de la luna, aunque hasta ahora se desconoce cuándo fue construido el pueblo. Hay registros de dicho nombre en textos judíos de unos mil 500 años de antigüedad, según historiadores locales.
Fuente: AP.