El ministerio del Interior ha hecho hincapié en que la peregrinación ha transcurrido "sin problemas" a nivel sanitario o de la seguridad.

El turismo religioso, el oro blanco de Arabia Saudita

Por UNO

"Arabia acoge al mundo". El lema de la peregrinación musulmana a La Meca de este año resume la voluntad de acelerar el turismo religioso ante la caída de los precios del oro negro.Las autoridades saudíes no han esperado al final del hach, el lunes, para congratularse por esta edición, en la que el país ha acogido a más de 2.350.000 fieles, una cifra en aumento con relación al año pasado.

Entre ellos figuran 1.750.000 peregrinos de 168 nacionalidades.

El ministerio del Interior ha hecho hincapié en que la peregrinación ha transcurrido "sin problemas" a nivel sanitario o de la seguridad.

"Nuestro plan (...) ha estado a la altura de los estándares requeridos", afirmó el coronel Sami al Shueirej, un alto mando de la seguridad general saudí.

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En septiembre de 2015, el derrumbe de una grúa cerca de la Gran Mezquita de La Meca causó más de 100 muertos y casi 2.300 fieles murieron en una estampida, lo que generó fuertes críticas al reino por su gestión.

En abril de 2016, Mohamed ben Salman, hijo del rey y con un poder enorme desde la llegada de su padre al trono en enero de 2015, dio a conocer un ambicioso plan de reforma denominado "Visión saudí 2030" para diversificar la economía, a día de hoy demasiado dependiente del petróleo. El turismo religioso es uno de los objetivos.

"De aquí a 2030, esperamos acoger todos los años a seis millones de fieles durante la gran peregrinación y a 30 millones para el Umrah", la pequeña peregrinación que se puede efectuar a lo largo de todo el año, declaró a la AFP el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de La Meca, Maher Jamal.

El reino, principal exportador de crudo ha sufrido desde mediados de 2014 una fuerte caída de sus ingresos petroleros por el desplome de los precios del barril.

"Hasta el hallazgo de petróleo, el hach era el principal recurso de Arabia Saudita", recuerda el historiador Luc Chantre, especialista de la peregrinación en la época colonial.

"Incluso antes del islam, La Meca era una plataforma comercial. Un lugar de canje internacional, donde lo religioso y lo comercial estaban siempre ligados".