Reagrupados alrededor del inmenso anfiteatro, unas 20.000 personas, muchos con velas en las manos, siguieron antes en silencio la ceremonia nocturna del Vía Crucis.

El papa expresó su "vergüenza" por dejar a los jóvenes un "mundo fracturado"

Por UNO

El papa Francisco expresó "vergüenza" por dejar a las jóvenes generaciones "un mundo fracturado por las divisiones y las guerras", en ocasión de una oración pronunciada al término de la ceremonia del Vía Crucis delante del Coliseo de Roma.

"Nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y las guerras, un mundo devorado por el egoísmo en el que los jóvenes, los niños, los enfermos, los ancianos son marginados", lamentó el Sumo Pontífice.

Reagrupados alrededor del inmenso anfiteatro, luego de pasar estrictos controles de seguridad, unas 20.000 personas, muchos con velas en las manos, siguieron antes en silencio la ceremonia nocturna del Vía Crucis, que revive las diferentes etapas del calvario de Jesús desde su condena a muerte hasta su crucifixión y sepultura.

Los que cargaron una larga cruz gris --muchos jóvenes entre ellos una niña en silla de ruedas-- se relegaron caminando en el fondo del Coliseo primero y luego en el exterior del anfiteatro.

El dirigente sirio de la organización católica Caritas en Siria, acompañado por su esposa y sus tres hijos, cargó la cruz en una de las 14 etapas del recorrido.

"Cargaremos todo el sufrimiento del pueblo, de los niños, los padres y madres de nuestro país", dijo Riad Sargi antes de la ceremonia de este Viernes Santo.

La cruz también se confió monjas dominicanas de Irak, entre ellas sor Genoveva al Haday que quería dar testimonio de los "mártires cristianos" de Medio Oriente.

Los textos que acompañan las estaciones fueron escritos este año por quince jóvenes, de entre 16 y 27 años, que no dudaron en hablar de la mirada cruel de sus pares fijada en las redes sociales.

El Papa quiso dedicar el año a los jóvenes, cuyas preocupaciones estarán en el centro de un sínodo (reunión de obispos del mundo entero) en octubre próximo.

Como lo hizo el año pasado, Francisco enumeró en su oración final los múltiples motivos de "vergüenza", como las personas engañadas "por la ambición y una vana gloria".

También fustigó "la lepre del odio, del egoísmo, de la arrogancia", estimando que "sólo el perdón puede vencer el rencor y la venganza, sólo el abrazo fraternal puede disipar la hostilidad y el miedo del otro".

El Vía Crucis en el Coliseo el viernes por la noche estuvo bajo una vigilancia particular, así como la misa de Pascua el domingo en la plaza San Pedro, dos eventos en que se prevé el despliegue de pórticos de seguridad.

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