El mapa turístico mundial cambia muy rápidamente porque millones de viajeros privilegian sus destinos en función de atentados, epidemias y crisis de migrantes.La industria vivió su mejor año en 2015, cuando 1.184 millones de personas viajaron al extranjero (+4,4% interanual).Pero entre las playas desiertas del norte de África y la saturación de La Habana, la situación es "contrastada", como subraya la Organización Mundial del Turismo (OMT). El ejemplo más claro de las consecuencias políticas en el sector en 2015 fue el de Túnez, cuya economía sufrió un duro golpe cuando sus playas y hoteles se vaciaron tras dos mortíferos atentados contra los extranjeros. Este destino soleado y económico perdió cerca de 2 millones de turistas en el año. En Jordania "no hubo atentados y sin embargo sufrimos una dura caída de las visitas de los turistas europeos", se lamentó en un viaje a París el ministro jordano de Turismo, Nayef al Fayez.Por un efecto dominó "todos los países de tradición musulmana sufren, en distinta medida, incluso destinos muy seguros como Omán", explicó a la AFP Jean-François Rial, presidente de la agencia francesa Voyageurs du Monde. "La única excepción es Irán, que parte de cero", un país que se abrirá al turismo internacional tras el levantamiento de las sanciones, indicó Rial. Tómalo o déjalo"No hay duda que en la cabeza de un turista occidental toda la región de Medio Oriente está actualmente asociada a la inseguridad. Los beneficiados van a ser países como Grecia, Portugal y España, ya que ofrecen un clima similar, precios competitivos y seguridad", opinó Wouter Geerts, analista de la consultora internacional Euromonitor.Esto se traduce en un aumento de la demanda de plazas hoteleras en esos países."De repente los precios suben porque los hoteleros les dicen a los operadores turísticos: En lugar de cobrar 50 euros por una noche en habitación doble, son 55, tómalo o déjalo porque de todas formas hay otros tres interesados", señaló Olivier Petit, consultor de la firma In Extenso.Esta batalla por conseguir una habitación también llegó a La Habana, otro destino apreciado, en cuya bahía fondean ahora a diario enormes barcos de crucero. Esta imagen, poco habitual antes del "17-D", fecha en la que en 2014 Estados Unidos y Cuba anunciaron un deshielo de sus relaciones tras décadas de bloqueo, ha llevado a que se sobrevendan las plazas. "Tengo un grupo de 250 personas que llegan esta semana y me acabo de enterar de que ya no puedo contar con las 80 habitaciones que había reservado y pagado desde marzo. Todo eso por la sobreventa", se lamentó Stéphane Ferrux, director de "Cuba autrement", una de las pocas agencias francesas que operan en La Habana. El riesgo del zika Cuba registró un aumento del 17% en la llegada de turistas en 2015, "pero el país no está preparado, la calidad no está a la par con los precios, que subieron un 50% en un año y todo el mundo quiere aprovecharse", explicó Ferrux.Las playas paradisíacas de Haití también comienzan a captar el interés de los turistas, seis años después del sismo que devastó el país. El turismo mundial mira igualmente hacia América Latina y en particular hacia Colombia, Perú, México y Argentina, destinos que en un contexto mundial de inseguridad ofrecen exotismo pero con menos riesgo. Ahora la pregunta es cómo va a afectar la propagación del virus del Zika a estos destinos. Porque las epidemias penalizan también al sector, como ocurrió con el ébola en África, el chicunguña en el Caribe o el MERS en Corea del Sur. Otros factores como la tasa de cambio, pueden incluso hacer que salir al extranjero sea algo prohibitivo, como les ocurrió a los rusos tras el desplome de su moneda en 2015 a raíz de las sanciones impuestas a su economía. Los flujos migratorios también repercuten en los de los turistas, como sucedió en la isla griega de Kos, que entre enero y agosto de 2015 sufrió 178.000 anulaciones de reservas por la ola de refugiados que llegaron a sus costas. Muchos cruceros eliminaron también la escala en Mitilene, la capital de la isla de Lesbos, según datos de Euromonitor.
El ejemplo más claro de las consecuencias políticas en el sector en 2015 fue el de Túnez, cuya economía sufrió un duro golpe.