El lugar se llama Agua de la Cueva y está cerca del camino que une Las Heras con Uspallata.
Los científicos hicieron importantes investigaciones arqueológicas y aún queda mucho por descubrir, pero hoy los tesoros que todavía resguarda el sitio están en serio peligro porque los enduristas y cazadores lo usan como refugio natural para comer asado mientras el gobierno no lo protege a pesar de que fue declarado Patrimonio Cultural Histórico Arqueológico.
¿El gobierno no sabía?
La declaración de Patrimonio tiene el número de decreto 2059, de octubre de 1994, y lleva la firma del entonces vicegobernador Carlos de la Rosa, según el facsímil que envió a este portal el arqueólogo Alejandro García, quien hizo importantes descubrimientos en ese alero rocoso y fue uno de los impulsores de esa declaración.
La firma del decreto por parte del Poder Ejecutivo fue a pedido del Senado de Mendoza.
Sin embargo, en un artículo publicado por diario Los Andes el 17 el de septiembre, fuentes de la Secretaría de Cultura, de la cual depende la Dirección de Patrimonio, señalaron al matutino que ellos no pueden intervenir ya que "el sitio debe contar con la declaración correspondiente de patrimonio provincial", al parecer ignorando que esa declaración existe.
Por su parte, el arqueólogo Alejandro García dijo a este medio que "la efectivización del respaldo oficial al estudio y conservación del sitio manifestado en el decreto de 1994 sin duda constituiría un aporte significativo del gobierno mendocino al proceso de protección y conocimiento del patrimonio cultural provincial".
El tesoro arqueológico
"Este sitio es muy importante para Mendoza, ya que brinda valiosos datos que permiten conocer aspectos variados correspondientes no sólo a los primeros habitantes de la región sino también a ocupaciones más recientes vinculadas con los huarpes, los incas y el período colonial", explicó Alejandro García.
Agua de la Cueva no es exactamente una cueva, sino un alero rocoso y es uno de los dos sitios arqueológicos de Mendoza con restos culturales estratificados, cuya antigüedad se remonta a los períodos pleistoceno tardío y el holoceno temprano (entre unos 12.000 y 8000 años radiocarbónicos atrás).
Esto quiere decir que los restos de esas ocupaciones humanas están dispuestos en diferentes capas que pueden ser excavadas y datadas mediante la técnica del carbono 14. Los resultados de esas dataciones indican que los primeros habitantes de la zona ya ocupaban el alero hace unos 12.000 años.
En Cuyo hay muy destacados arqueólogos que pueden traer a nuestros tiempos información de cómo vivían los hombre y mujeres de la época con animales como los milodones y los megaterios, pero hace falta que el Estado haga su parte, aportando recursos y custodiando los lugares arqueológicos.