Homicidios culposos

Termina el juicio por las muertes de una mujer y tres niños en Rivadavia

A poco de cumplirse 5 años de la tragedia, recibirá sentencia el caso en el que murieron una mujer y tres niños en un accidente de tránsito en Rivadavia

La fiscalía pidió 5 años de prisión para Julio Ricardo Lucero Sosa, un chofer de la Municipalidad de Rivadavia, que conducía la combi Fiat Iveco que el viernes 30 de enero de 2016 chocó de frente con una moto y, a raíz del impacto, fallecieron en forma instantánea las cuatro personas que viajaban en ella: Mayra Soledad Barrio (23), su hijo Lautaro Gautier (7) y sus hermanos Diego Román Barrio (11) y Mario Orozco (12). La causa llegó a juicio después de 5 años.

La acusación contra el conductor es la de “homicidio culposo agravado por la conducción peligrosa de un automotor y por la multiplicidad de resultados” y la sentencia está programada para este miércoles 23, en la sala del camarista Salvador Arnal.

El caso fue uno de los hechos más traumáticos y conmocionantes de los últimos tiempos para la comunidad de Rivadavia. Más allá del tremendo resultado, el hecho tuvo una serie de particularidades que lo hicieron aún más brutal. Las víctimas eran miembros de una familia que pasaba por una situación emocional muy compleja; la combi llevaba a 9 candidatas a reinas de la Vendimia departamental; se estaba desarrollando el Festival Rivadavia Canta al País y había una gran expectativa porque la noche de ese día se presentaba Abel Pintos; y el accidente se produjo en pleno centro de la ciudad.

El caso

Eran casi las 16 del 30 de enero de 2016. Por la calle Alem, con dirección al oeste, la combi Fiat Iveco de la Municipalidad de Rivadavia venía deteniéndose en los domicilios de las 13 candidatas a reina. El experimentado chofer Julio Ricardo Sosa debía llevarlas a peinarse y vestirse, para ir al Festival Rivadavia Canta al País. Ya había 9 chicas arriba del vehículo y estaban ya en pleno centro de la ciudad, a punto de completar el recorrido.

Por la misma calle Alem, pero con dirección contraria, Mayra Soledad Barrio (23) conducía su moto Yamaha 110. Detrás de ella, en filita y bien apretados, venían su hijo Lautaro Gautier (7), y sus hermanos Diego Román Barrio (11) y Mario Orozco (12). Solo uno llevaba casco colocado. Era chiquito y de color naranja.

El martes de la semana pasada Mayra había cumplido 23 años y ese domingo pensaba festejarlo en su casa, que queda a dos cuadras de donde circulaba en ese momento. Seguramente había salido a hacer alguna compra para la fiesta. Mayra estaba al cuidado de los niños, porque había sucedido hacía poco una situación que los había afectado emocionalmente, que incluso ya estaba judicializada, y no podían quedarse solos.

La moto cruzó la calle Mariano Gómez y ya estaba a mitad de la cuadra siguiente. La combi Iveco venía en sentido contrario, por la otra mano.

Algunos testigos habían indicado en ese momento que un perro se atravesó delante de la Iveco y Julio Sosa hizo una maniobra brusca para tratar de esquivarlo e invadió parte del carril contrario. La moto de Mayra se estrelló de lleno sobre el frente, hacia el costado del conductor. La moto y los cuerpos de Mayra y los niños salieron despedidos y cayeron a un canal de hormigón que corre sobre el lateral sur de la calle Alem. Murieron en el acto. El chofer Sosa recién pudo detener la marcha unos 30 metros más adelante del lugar del impacto. Ese instante y todo lo que ocurrió después en Rivadavia, fue desgarrador.

Las pericias indicaron luego que la velocidad con la que se desplazaba la combi era excesiva para una calle urbana. Además otro testigo, que viajaba de acompañante de Sosa, indicó en debate que el conductor estaba muy cansado, porque se había acostado tarde la noche anterior por haber estado trabajando en el festival.

A los 45 minutos de ocurrido el accidente, llegaron al lugar los padres. Primero arribó el de Mayra y de los pequeños Diego y Mario. Después llegó el esposo de Mayra y padre de Lautaro. Todo fue llanto, gritos desesperados, estupor, tratar de entender, de buscar una explicación que no había, de tratar de encontrar culpas que le den lógica a lo absurdo.

Mientras, las candidatas eran trasladadas al Hospital Saporiti, para confirmar su estado de salud e intentar calmarlas.

Entre tato en el parque, donde debía realizarse la presentación de Abel Pintos, el entonces director de Relaciones Institucionales de la comuna, Gerardo Soria, les informaba a las 3.000 personas que ya hacían cola para ingresar, que la velada del festival Rivadavia Canta al País se había suspendido y que no sería reprogramada, por imposibilidad en la agenda del cantante.

Ese mismo viernes Abel Pintos, además de entender los motivos de la suspensión de su presentación, utilizó las redes sociales para solidarizarse con la familia, manifestó su tristeza y les aseguró a sus seguidores que intentaría por todos los medios de reprogramar su presentación, en un futuro cercano. Lo mismo hizo Luciano Pereyra, que se presentó en el festival la noche siguiente.

La sentencia se dará a conocer este miércoles 23, en el edificio de Tribunales de la Tercera Circunscripción Judicial, en San Martín.