El caso
Eran casi las 16 del 30 de enero de 2016. Por la calle Alem, con dirección al oeste, la combi Fiat Iveco de la Municipalidad de Rivadavia venía deteniéndose en los domicilios de las 13 candidatas a reina. El experimentado chofer Julio Ricardo Sosa debía llevarlas a peinarse y vestirse, para ir al Festival Rivadavia Canta al País. Ya había 9 chicas arriba del vehículo y estaban ya en pleno centro de la ciudad, a punto de completar el recorrido.
Por la misma calle Alem, pero con dirección contraria, Mayra Soledad Barrio (23) conducía su moto Yamaha 110. Detrás de ella, en filita y bien apretados, venían su hijo Lautaro Gautier (7), y sus hermanos Diego Román Barrio (11) y Mario Orozco (12). Solo uno llevaba casco colocado. Era chiquito y de color naranja.
El martes de la semana pasada Mayra había cumplido 23 años y ese domingo pensaba festejarlo en su casa, que queda a dos cuadras de donde circulaba en ese momento. Seguramente había salido a hacer alguna compra para la fiesta. Mayra estaba al cuidado de los niños, porque había sucedido hacía poco una situación que los había afectado emocionalmente, que incluso ya estaba judicializada, y no podían quedarse solos.
La moto cruzó la calle Mariano Gómez y ya estaba a mitad de la cuadra siguiente. La combi Iveco venía en sentido contrario, por la otra mano.
Algunos testigos habían indicado en ese momento que un perro se atravesó delante de la Iveco y Julio Sosa hizo una maniobra brusca para tratar de esquivarlo e invadió parte del carril contrario. La moto de Mayra se estrelló de lleno sobre el frente, hacia el costado del conductor. La moto y los cuerpos de Mayra y los niños salieron despedidos y cayeron a un canal de hormigón que corre sobre el lateral sur de la calle Alem. Murieron en el acto. El chofer Sosa recién pudo detener la marcha unos 30 metros más adelante del lugar del impacto. Ese instante y todo lo que ocurrió después en Rivadavia, fue desgarrador.
Las pericias indicaron luego que la velocidad con la que se desplazaba la combi era excesiva para una calle urbana. Además otro testigo, que viajaba de acompañante de Sosa, indicó en debate que el conductor estaba muy cansado, porque se había acostado tarde la noche anterior por haber estado trabajando en el festival.
A los 45 minutos de ocurrido el accidente, llegaron al lugar los padres. Primero arribó el de Mayra y de los pequeños Diego y Mario. Después llegó el esposo de Mayra y padre de Lautaro. Todo fue llanto, gritos desesperados, estupor, tratar de entender, de buscar una explicación que no había, de tratar de encontrar culpas que le den lógica a lo absurdo.
Mientras, las candidatas eran trasladadas al Hospital Saporiti, para confirmar su estado de salud e intentar calmarlas.
Entre tato en el parque, donde debía realizarse la presentación de Abel Pintos, el entonces director de Relaciones Institucionales de la comuna, Gerardo Soria, les informaba a las 3.000 personas que ya hacían cola para ingresar, que la velada del festival Rivadavia Canta al País se había suspendido y que no sería reprogramada, por imposibilidad en la agenda del cantante.
Ese mismo viernes Abel Pintos, además de entender los motivos de la suspensión de su presentación, utilizó las redes sociales para solidarizarse con la familia, manifestó su tristeza y les aseguró a sus seguidores que intentaría por todos los medios de reprogramar su presentación, en un futuro cercano. Lo mismo hizo Luciano Pereyra, que se presentó en el festival la noche siguiente.
La sentencia se dará a conocer este miércoles 23, en el edificio de Tribunales de la Tercera Circunscripción Judicial, en San Martín.