Julieta Añazgo llegó desde Buenos Aires para apoyar a las víctimas y sobrevivientes del Próvolo. Ella fue abusada por un cura cuando tenía 7 años, y tardó más de 30 años en recordarlo y denunciarlo. A partir de allí creó la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina.
“Muy emocionada. En nuestra causa sabemos que no vamos a obtener justicia, pero en estas instancias de juicio, cuando son otras causas, para nosotros es como si fuera propia”, dijo Añazco.