El paradero de Carlitos García fue un misterio durante varios años.
El 13 de febrero de 2015, la familia del barrio Unimev tuvo otro sacudón: la desaparición de la madre. Ramona Carmona, que entonces tenía 57 años, dejó de ser vista misteriosamente. Su esposo aseguró que salió del domicilio durante unas horas y cuando regresó estaban las puertas abiertas, faltaba la mujer y $30 mil en efectivo. Incluso planteó que se trató de unos ladrones ya que la noche anterior le habían estado enviando sospechosos mensajes de texto desde un número desconocido consultándole por el precio de vestidos a la modista. Pero ese último dato fue lapidario para el propio Juan Carlos García.
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Ramona Carmona era una modista de 57 años.
La entonces fiscal de Delitos Complejos Claudia Ríos comenzó a rastrear los últimos movimientos de ese número de celular y detectó que se había activado en una antena ubicada en la localidad de El Encón, en el límite entre Lavalle y San Juan. El llamado había sido corto, probablemente para consultar el saldo de la línea telefónica. Con este dato, más un lugareño que estaba cazando en el lugar, fue que hallaron el cadáver de Ramona Carmona cerca del kilómetro 49 de la ruta 142. Tenía cuatro disparos de calibre 22 en el parietal derecho.
El hombre quedó complicado porque un compañero de trabajo declaró que le hizo mentir para que dijera que el día del crimen había estado con él. Un año después, el 23 de marzo de 2016, Juan Carlos García fue condenado a su primera prisión perpetua. Fue bajo la calificación de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por el vínculo. Quedó alojado en la penitenciaría.
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Los impactos de bala en el cráneo.
Tras el femicidio, distintas personas del entorno familiar aseguraron que sospechaban que el hombre también había matado a su hijo en 2008, pero nunca hubo pruebas para vincularlo. Dos años después, en 2017, se hizo una reorganización en el Ministerio Público Fiscal y se creó la Unidad Fiscal de Homicidios. En ese contexto, se volvieron a impulsar las causas por restos óseos hallados que estaban sin identificar, con la ayuda del recientemente creado Laboratorio de Huellas Genéticas.
En 2011 se había encontrado unos huesos en el kilómetro 37 de la ruta 142, a menos de 10 kilómetros del hallazgo del cadáver de Ramona Carmona. El cráneo tenía tres disparos de calibre 22 en el parietal derecho, pero debido a las inclemencias y el paso del tiempo no se había podido identificar. Con la reorganización de la Fiscalía, el magistrado Carlos Torres reactivó el expediente y ordenó que esos restos sean cotejados con la base de datos del Huellas Genéticas. El resultado positivo llegó el 14 de mayo de este año: los restos eran de un familiar de la mujer asesinada en 2015.
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Los cuerpos estaban a 10 kilómetros de distancia.
Nuevamente los testigos comprometieron a Juan Carlos García, al asegurar que el hombre estaba cansado de la adicción de su hijo y estaba gastando "plata que no tiene" en sus internaciones. El fiscal Carlos Torres lo imputó por homicidio agravado por el vínculo y este jueves logró que sea condenado a prisión perpetua, tras un juicio abreviado que acordó con los defensores oficiales -Rubén Castro y Marian Gil Yoma-.
Con un doble condenado a prisión perpetua, dos personas asesinadas y los otros dos hijos viviendo en Canadá y Buenos Aires, la tranquila familia que vivió durante años en el barrio Unimev quedó desmembrada.