Llegó el día. Este martes, a partir de las 9, comenzará el principio del fin en la investigación por el asesinato del médico Sebastián Prado (36), uno de los hechos de inseguridad más conmocionantes de la última década.

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Doce ciudadanos definirán si Jonathan Morales Nievas (32) e Ismael Pipi Merlo (32) fueron los autores del asalto y asesinato del traumatólogo del Hospital Central aquella tarde noche del 6 de septiembre de 2013 en el callejón López de Gomara, en la Sexta Sección.

Para llegar hasta esta instancia pasaron más de 6 años de una investigación empantanada. En las últimas semanas, se definió cuáles pruebas serán presentadas ante el jurado popular y cuáles serán omitidas.

La declaración del primer testigo

Fue la primera persona que identificó a sospechosos. Se trata de un mecánico de motos quien se encontraba en el asentamiento Malargüe, ubicado donde se erigen los nuevos edificios del Procrear en la Sexta Sección. Básicamente, la Policía lo contactó y les dijo que Merlo y otra persona apodada Tyson habían cometido el hecho.

Esta persona, llamada "testigo cero" por los investigadores, no declarará en el juicio ya que se comprobó que es insano mentalmente y hasta estuvo internado en un establecimiento psiquiátrico.

La declaración de Tyson

Gracias al testigo cero, el 23 de septiembre se realizaron allanamientos en las viviendas de Tyson Gómez, Pipi Merlo y de personas de su entorno. Ambos quedaron detenidos, pero ese mismo día Tyson -ese es su apodo porque es boxeador- declaró aunque como testigo y no como acusado. Dijo que en realidad el crimen lo cometió Merlo con Jhony Morales y que él solamente ayudó a guardar las armas. Jamás estuvo imputado ni siquiera como partícipe secundario.

Pese a que los defensores quisieron sacarlo del juicio, el juez decidió que este hombre declare ante el jurado y brinde su versión sobre los hechos. Fuentes judiciales sostiene que no es menor el dato de que Gómez era informante de la Policía en esa época.

El ADN que brilla por su ausencia

En el allanamiento que se realizó en la casa de Tyson se encontraron prendas de ropa similares a las que vestía el asesino de Prado, según testigos. De hecho, un buzo tenía manchas marrones. Un médico de laboratorio determinó que eran rastros de sangre y estaba aptos para ser cotejados.

Pese a que desde la Fiscalía se solicitó en reiteradas oportunidades que se realice la comparación con el ADN de Prado, jamás se concluyó esta prueba vital. De hecho, en las últimas audiencias se descubrió que tanto el buzo como el rastro genético fue decomisado -destruido-.

En el juicio se presentarán a declarar profesionales del Cuerpo Médico Forense (CMF) que brindará mayores precisiones sobre este punto oscuro en el expediente.

Plomero

Una de las pruebas que no fue admitida por el juez Mateo Bermejo para exhibirse durante el juicio son actas policiales con datos personales de Tyson y Pipi al momento de ser detenidos. En el caso del primero de ellos, aseguró que además de boxeador era plomero.

¿Qué importancia tiene esto? La hermana del médico Prado declaró en el expediente que entre las semanas previas al asesinato había cuatro personas realizando labores en la casa de su hermano, entre ellos, un plomero, quien pudo haber escuchado a la familia hablar sobre el dinero que tenían en el domicilio.

La coartada de Morales

Uno de los motivos por los que quedó libre Morales al poco tiempo de ser detenido e imputado fue que tuvo una coartada. Los dueños de una cafetería declararon en la causa y aseguraron que al momento del hecho estaba trabajando como cocinero en ese lugar.

La versión acusatoria sostiene que no hay elementos de certeza para confirmar esta versión, pero la defensa buscará durante el juicio sumar otros testimonios que avalen la credibilidad de quienes presuntamente fueran los jefes de Morales.

La declaración de Orozco

La acusación contra Merlo y Morales resurgió el año pasado, gracias a otro homicidio ocurrido en Guaymallén. Por ese hecho fue detenido Lucas Ezequiel Orozco (25) -hoy condenado a perpetua-, quien declaró y admitió haberlo cometido junto a Jonhy. No solo eso sino que este último le dijo que a las víctimas de asaltos había que matarlas para garantizar la impunidad, tal como este hizo con Sebastián Prado.

Esta persona se presentará a declarar durante el juicio y, lógicamente, será un testigo clave. Pero las defensas intentarán desacreditarlo no solo porque tiene rasgos psicópatas -según las pericias-, sino porque también su esposa se presentó días después a reclamar la recompensa por brindar datos concretos en la investigación por el caso Prado.

Las cámaras de seguridad

Otra de las pocas pruebas científicas que podría haber tenido la causa eran dos videos de cámaras de seguridad ubicados en las inmediaciones del lugar del hecho. Uno de ellos de una estación de servicio ubicada en Jorge A. Calle y Perú. El otro, de un salón infantil sobre calle Perú pero 50 metros hacia el sur.

El primero de los registro fue secuestrado en su momento personal policial pero, ahora, ha desaparecido. Para compensar esto, declarará un empleado de la estación quien, según fuentes judiciales, dirá que vio a una persona corriendo tras el asesinato de Prado.

La otra grabación se encuentra en el expediente pero se corta a las 19, minutos antes de se cometiera el hecho de sangre. Lógicamente, no se exhibirá durante el debate.