Susan Collins y Lisa Murkowski, senadoras republicanas, habían confirmado que se opondrían a su confirmación, decisión que dejó sorprendido al propio Donald Trump, como lo confesó él mismo a los periodistas en la Casa Blanca.
Hegseth consiguió ser el nuevo jefe de la cartera de Defensa a pesar de la controversia que suscitó su nominación por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, salpicada incluso por acusaciones de abuso sexual.
La excuñada ofreció una declaración jurada esta semana en el Congreso en la que acusó a Hegseth de haber sido "abusivo" con su segunda esposa, Samantha Hegseth, y de haber estado "intoxicado" en privado y en público.
Las críticas de los demócratas
La senadora demócrata Patty Murray, vicepresidenta del Comité de Apropiaciones, puso de relieve otras de las críticas que enfrentó Hegseth, como fue la del mal manejo de organizaciones a favor de los veteranos que acabaron en la bancarrota.
"No veo cómo el llevar a la quiebra a una organización sin fines de lucro de veteranos, a través de gastos despilfarradores, lo califica para administrar un presupuesto de casi 900.000 millones" de dólares, señaló, en alusión al presupuesto del Pentágono.
Si el Senado hubiera votado en contra de esta nominación, Hegseth se hubiera convertido en el primer nominado a secretario de Defensa en ser rechazado desde 1989. Ese año John Tower, nominado por el presidente George H.W. Bush, se quedó corto por seis votos.
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La respuesta de Hegseth
El ahora secretario de Defensa, quien gestionará 1,3 millones de dólares, rechazó esas acusaciones, así como otras anteriores relacionadas a casos de abuso sexual.
Según Hegseth, todas esas acusaciones que llevaron a los demócratas a pedir un nuevo nominado, constituían una persecución política. "¿Por qué quieren destruirme? Porque soy un agente de cambio y una amenaza para ellos, porque Donald Trump estaba dispuesto a elegirme para empoderarme y llevar al Departamento de Defensa de vuelta a lo que realmente debería ser, que es la lucha contra la guerra", señaló semanas atrás durante una audiencia en la Cámara Alta.
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Pete Hegseth, junto a su esposa Jennifer Rauchet. Crédito: EFE/EPA/Jim Lo Scalzo.
Hegseth, que estuvo un año destinado en la Base Naval de Guantánamo, en la que están retenidos presos por los ataques del 11 de septiembre de 2001, admitió en esa audiencia que es un candidato atípico pero no lo veía como un obstáculo.