Crítica

Oslo: cuando la paz entre palestinos e israelíes fue posible

Con la producción de Steven Spielberg, el pasado sábado HBO estrenó esta película basada en la obra de teatro homónima de J.T. Rogers, ganadora de un premio Tony. Cuenta el canal secreto de negociaciones creado por un matrimonio noruego que culminó en el famoso acuerdo de paz de 1993

La franja de Gaza volvió hace poco a ser noticia por una nueva escalada de violencia, de la que el mundo es testigo y convidado de piedra, porque cada vez se ve más lejana la idea de conseguir una paz duradera en la castigada región.

Por eso el estreno del filme Oslo el pasado sábado en HBO fue una triste y oportuna coincidencia, ya que retrata las negociaciones llevadas adelante por un matrimonio noruego entre representantes israelíes y palestinos para lograr un acuerdo de paz en 1993.

El filme, dirigido por Bartlett Sher y producido por Steven Spielberg, pone en primer plano al matrimonio compuesto por Mona Juul (Ruth Wilson, de La materia oscura), funcionaria de alto rango del Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega y Terje Roed Larsen (Andrew Scott, de Sherlock), un sociólogo que trabajaba en el instituto FAFO.

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Los dos consiguieron abrir un canal secreto de comunicación entre palestinos e israelíes, a espaldas sobre todo de Estados Unidos, que era quien por entonces llevaba adelante las negociaciones.

Entre los contactos y el manejo de la diplomacia de Mona y el particular modo de encarar el diálogo de Larsen, lograron en primera instancia reunir a Ahmed Qurie (conocido como Abu Alá), ministro de Finanzas de la Organización para la Liberación de Palestina y Hassan Asfour; frente a dos profesores universitarios israelíes: Yair Hirschfield y Ron Pundak, temerosos de su propio destino ya que entonces era ilegal reunirse con representantes de una organización no reconocida como tal por Israel.

La película es una buena adaptación de la obra de teatro homónima de J.T. Rogers, ganadora de un premio Tony, quien alimentó su obra de un relato de primera mano, ya que tuvo varias entrevistas con Larsen. La historia de esa reunión, llevada adelante por un matrimonio que nada tenía que ver con los intereses de las partes es realmente fascinante. En primer lugar, la película, a pesar de conservar cierta teatralidad (con el poder de la palabra en todo momento y escenas en espacios cerrados) tiene un lenguaje y desarrollo eminentemente cinematográficos, obstáculo con el que han tropezado otras producciones, incluso muy galardonadas como One Night in Miami, de Regina King.

Lo revolucionario del método de negociación propuesto por Larsen era conseguir el diálogo entre personas, más allá de sus roles en el conflicto y de sus posturas ideológicas y religiosas. La posibilidad de ver al “enemigo” como un ser humano, de conocerlo (la propuesta era hablar de temas personales, de la familia, de la infancia) desentrañaba las profundas raíces del conflicto: Jerusalén reclamada como la ciudad sagrada y décadas de muertes y violencia entre ambos, difíciles de perdonar.

Larsen estaba convencido que más allá de los obstáculos, si lograban verse como hombres, como seres humanos con experiencias de devoción y dolor en común, podrían avanzar.

La cinta lo refleja sobre todo en el guion, con diálogos que oscilan entre el ataque verbal, la ironía y el humor. Este último ingrediente, con su poder de distender las peores situaciones y de ser una de las más punzantes lanzas contra el oponente.

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Más allá de la pareja protagónica, el resto del elenco se adapta perfectamente a este juego de ajedrez que propone la cinta, cada uno con personalidades bien definidas y con las contradicciones propias de quienes tienen como meta conseguir la paz, pero que no perdonan ni pueden olvidar el dolor que les causó la otra parte.

Para quienes verla y no tienen la aplicación HBO Go, se emitirá el próximo viernes 4 de junio a las 20 (HBO 2) y el domingo 6 a las 10 por HBO.

Oslo Tráiler Subtitulado Ruth Wilson (2021)

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