Estoy ya rabiosa. Triste. Indignada. Todo junto.
Un grupo de marginales, sorpresivamente, estaban cortando la autopista con tablones y cascotes. Cien metros antes de llegar ya la veníamos venir. Hablo de los coches que iban en pelotón conmigo. Frenar hubiese sido un suicidio, seguir de largo por el único carril que quedaba vacío fue lo que hicimos todos, a la mayor velocidad que pudimos.
Nos tiraron con tablones. Tuve suerte, hace poco un amigo me recomendó poner a los vidrios un sistema semi blindado que, estoy segura, salvó mi vida y quizás la de los demás conductores que estaban al lado. Con un tablón golpeando en mi cara posiblemente hubiese pedido el control del vehículo y así podría haber sucedido cualquier cosa.
Esto es la selva. Es triste ver como el patriotismo a esta altura se convirtió solamente en patriotismo deportivo para de vez en cuando. No deben ni siquiera saber el himno. Estos son peor que animales. Los animales matan para comer, a mi forma de verlo, hasta tiene nobleza al lado de estos mal paridos.
Por supuesto que rompieron las puertas derechas, las luces, ect. Gracias a Dios no se rompió ningún vidrio, pero aseguro que fue la peor experiencia que tuve. Ya fue secuestrada por dos horas en el 2007. Estoy fue mucho peor. Perdimos un derechos básico, que es el de transitar con normalidad. No vayan por esta autopista que cruza a la villa 31. No queda otra y es tristísimo. A ver, soy una chica que creció en el barrio de Remedios de Escalda y no me asusto con cualquier cosa. Ojalá no les haya pasado nada a los autos que venían detrás de mí. Solo se que seguí adelante, llegando al peaje y que el policía que estaba ahí no escuchaba lo que le decía. O no escuchaba o se hacia el tonto. No lo sé. Prefiero no saberlo.
Gracias a Dios en los próximo días tendré la suerte de irme del país, aunque sea por un corto tiempo. Pero saben qué? No puede estar más feliz por eso. Yo no quiero vivir así. Yo también ME QUIERO IR.