Trámites burócráticos a la espera de una decisión tomada según la autoridad de turno. Y esa persona detrás del mostrador que le rinde cuentas a su soledad inaudita. Por ahí va la cosa en Reclamos internos, una especie de policial que se vale de la comedia para que el drama de sus protagonistas sea mejor digerido. O en todo caso, para que no se desquiten con el público de la función estreno de esta noche en el Quintanilla.
Una oficina. Trámites burócráticos a la espera de una decisión tomada según la autoridad de turno. Y esa persona detrás del mostrador que le rinde cuentas a su soledad inaudita.